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En Español: “Anhelando Poder Respirar en Libertad”
Episode 5 | 2h 17m 35sVideo has Closed Captions
En la guerra, algunos estadounidenses ayudan a los refugiados; otros son indiferentes.
Al empezar la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses desaprueban la brutalidad Nazi y dudan si deben hacer algo. Individuos y organizaciones trabajan para ayudar a escapar a los refugiados. Charles Lindbergh y aislacionistas luchan contra Roosevelt para tratar de que Estados Unidos se mantenga fuera de la guerra. Alemania invade la Unión Soviética y comienza la matanza de Judíos Europeos.
Corporate funding provided by Bank of America. Major funding provided by David M. Rubenstein; the Park Foundation; the Judy and Peter Blum Kovler Foundation; Gilbert S. Omenn and Martha A....
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En Español: “Anhelando Poder Respirar en Libertad”
Episode 5 | 2h 17m 35sVideo has Closed Captions
Al empezar la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses desaprueban la brutalidad Nazi y dudan si deben hacer algo. Individuos y organizaciones trabajan para ayudar a escapar a los refugiados. Charles Lindbergh y aislacionistas luchan contra Roosevelt para tratar de que Estados Unidos se mantenga fuera de la guerra. Alemania invade la Unión Soviética y comienza la matanza de Judíos Europeos.
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Learn Moreabout PBS online sponsorshipNarradora: El financiamiento de "Estados Unidos y el Holocausto," fue gracias a David M. Rubenstein, que invierte en personas e instituciones que nos permiten comprender el pasado y mirar hacia el futuro.
Y a estos miembros de la Better Angels Society: Jeannie y Jonathan Lavine, Jan y Rick Cohen, Allan y Shelley Holt.
La Fundación Koret, David y Susan Kreisman.
Jo Carole y Ronald S. Lauder.
El fondo de caridad de la familia Fullerton.
La Fundación de la familia Blavatnik.
Las organizaciones filantrópicas de la familia Crown, en honor a los miembros de las familias Crown y Goodman.
Y a estos miembros: La Fundación Park.
La Fundación Judy y Peter Blum Kovler, que respalda a quienes nos hacen recordar la historia de Estados Unidos y el Holocausto.
Gilbert S. Omenn y Martha A.
Darling.
Las Fundaciones Arthur Vining Davis, que invierten en nuestro futuro en común.
a la Corporación para la Difusión Pública y a televidentes como usted.
Gracias.
Locutor: Se recomienda discreción.
Esta programa incluye contenido para adultos y violencia gráfica.
Una Producción de Florentine Films.
Daniel: Cuando era niño, a mis cinco, seis, siete, ocho años, visitábamos a mi abuelo y a su esposa en Miami Beach.
Mi abuelo tenía seis hermanos.
Cinco emigraron a los Estados Unidos a principios de los años 20.
Se reunían con sus viejos amigos.
Y algunos de ellos se emocionaban mucho cuando me veían, porque decían que tenía un gran parecido con mi tío abuelo, Shmiel Jaeger.
Me sentía acechado por esa figura, porque la gente me miraba y pensaba en él.
Teníamos fotos de Shmiel y de Ester, su esposa, y de sus niñas mientras crecían en una ciudad de provincia en Polonia Oriental, porque durante toda la década de 1920 enviaron fotos y veíamos a las niñas crecer.
Entonces teníamos fotos de ellos, y en el reverso de cada foto mi abuelo siempre escribía "Tío Shmiel, asesinado por los nazis" o "Tía Ester, asesinada por los nazis".
Siempre me pregunté: "¿Por qué no hay historias sobre estas personas?"
Locutor: Los Estados Unidos y El Holocausto.
♪ [música] ♪ Adolfo: No me someto al mundo.
No puede juzgarme.
Me someto a ustedes.
Ustedes me juzgarán, se pronunciarán sobre si consideran que mi trabajo es correcto, si creen que he sido diligente, que he empleado mi tiempo decentemente, al servicio de mi gente, y por eso me dan el derecho de decir que lo que estoy declarando aquí y ahora es lo que Alemania desea, lo que el pueblo alemán desea.
Narrador: Desafiando abiertamente el Tratado de Versalles, Hitler había construido una poderosa maquinaria militar y luego envió sus fuerzas para ocupar Renania, Austria y los Sudetes, en Checoslovaquia.
Los nazis habían perseguido implacablemente a los judíos alemanes y austriacos y redujeron sus derechos, expropiaron sus bienes, estrangularon sus medios de vida y los declararon parásitos, no ciudadanos.
Y la noche del 9 de noviembre de 1938, en la Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos, Hitler desató turbas nazis contra los judíos en ciudades y pueblos de toda la recién expandida Alemania, con golpes, incendios, violaciones y asesinatos, con la esperanza de expulsarlos a todos de su país.
Cientos de miles de judíos alemanes y austriacos ahora estaban desesperados por escapar de los nazis.
Sabían que su única esperanza era huir a países europeos amigos o cruzar el océano hacia los Estados Unidos.
Episodio Dos.
El Anhelo de Respirar Libremente (1938-1942) Günther: Me estaba alistando, iba bajando las escaleras, y llegó el chico del periódico St. Louis Star-Times, gritando: "Sinagogas arden en Alemania.
Lean sobre esto".
Y yo, no lo entendí al principio.
Y, luego, supe lo que significaba.
Y, bueno, esto destrozó otro pasado, otra parte de mi pasado.
Y esa fue la primera vez que supe de la Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos.
Peter: En todos los consulados norteamericanos en Alemania, había judíos buscando refugio, porque sus casas habían sido saqueadas en la noche y todo eso.
La prensa estadounidense, como El Chicago Tribune, de la región central y de corte aislacionista, publicó fotos de sinagogas en llamas a principios de noviembre de 1938.
Deborah: Está en las portadas de los periódicos estadounidenses.
Algunos de los principales periódicos lo publican en portada, día tras día.
La gente está conmocionada.
En Estados Unidos, hay una enorme respuesta, hasta de aquellos que no quieren que los judíos vengan y de fuentes antisemitas, porque ser antisemita es una cosa, pero este es un país civilizado que parece volverse loco, que parece estar completamente fuera de control y la cantidad de crítica es enorme.
Al Smith: Esta no solo es una cuestión de los judíos, ni de los católicos, ni de los protestantes, ni una cuestión política o laboral.
Sin embargo, es una cuestión que afecta los cimientos sobre los que erigimos un país que ha defendido, durante toda su vida política, la preservación de la civilización mundial.
Thomas: Cualquier ataque a un grupo minoritario, en cualquier país, es un ataque a la democracia.
Fulton: Podríamos decir que el salvajismo nazi contra los judíos es la gota que colmó el vaso.
Narrador: En la conferencia de prensa semanal del presidente Roosevelt, este dijo que: "apenas podía creer que algo así ocurriera en una civilización del siglo XX" y retiró a su embajador de Berlín.
Fue el único líder mundial que lo hizo.
Deborah: Debido a esta respuesta pública, los alemanes toman una decisión estratégica.
Desde ahora todo va a empeorar, pero ya no se verá en las portadas de los periódicos.
Peter: Franklin Delano Roosevelt, quien era un político muy cauto, hizo lo único que podía hacer mediante una acción ejecutiva.
Dijo que todos los judíos provenientes de Alemania que estuvieran en el país con una visa de turista podrían quedarse.
Narrador: "Sería cruel e inhumano obligarlos a irse" le dijo Roosevelt a la prensa.
"No puedo echarlos, no sería humano ni decente".
Pero, cuando un reportero le preguntó si había planes para 'relajar las restricciones de inmigración', el presidente solamente respondió: "Eso no está contemplado.
Tenemos el sistema de cuotas".
Roosevelt, no tenía poder ejecutivo para cambiar ese sistema.
Solo el Congreso podría modificarlo.
Mae: Las personas que pensaban que los inmigrantes del este y del sur de Europa debían tener bastantes restricciones eran de los peores supremacistas blancos del Congreso.
Tenían un antisemitismo muy arraigado.
Fueron los abanderados de que se hiciera lo menos posible por los refugiados judíos.
Hombre 1: "Este país pertenece a la gente de este país.
"Yo mismo me niego a eliminar las restricciones, "mientras cientos de miles de conciudadanos pasan hambre, "mientras quizás haya millones de niños mal alimentados "y mientras hay montones de jóvenes "que quieren ser parte de la vida laboral y buscan empleos sin poder conseguirlos".
Senador William Borah.
Narrador: En las elecciones de medio mandato, los republicanos habían aumentado sus escaños, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
El presidente dependía, más que nunca, del Comité Democrático conservador del sur, que se oponía a permitir más refugiados.
La opinión pública en general seguía rechazando cualquier cambio.
El Christian Century publicó que: "admitir más judíos solo exacerbaría lo que llamaba el problema de los judíos en Estados Unidos".
Daniel: Dos semanas después de la Kristallnacht, a los estadounidenses se les hicieron dos preguntas.
El 94% de la gente dijo: "Sí, lo desaprobamos".
Luego, se preguntó: "Entonces, ¿debemos dejar entrar a los judíos exiliados de Alemania?"
Y siete de diez dijeron que no.
Narrador: En Alemania, incluso algunos militantes del partido nazi creían que la brutalidad de la Kristallnacht había sido excesiva.
Pero los líderes nazis estaban más impresionados por el hecho de que nadie había levantado una mano en Alemania para detenerla.
Y no se dejaron afectar por las protestas en el extranjero.
Decidieron hacerle la vida aún más imposible a los cientos de miles de judíos que seguían en peligro.
Como con lo que los nazis llamaron "expiación" por el asesinato del diplomático alemán en París, que había sido el pretexto de la Kristallnacht.
La comunidad judía fue multada con mil millones de reichsmarks.
Se les obligó a limpiar los escombros de sus propias casas, negocios, lugares de culto y a pagar por todos estos daños.
El régimen confiscó sus radios y canceló sus suscripciones a los periódicos.
Expulsó a los niños judíos de las escuelas públicas, prohibió a sus padres conducir o tener un auto, y prohibió su presencia en parques, cines, teatros, salas de concierto y ejercer las pocas profesiones que todavía estaban abiertas para ellos.
Por último, a los alemanes judíos se les prohibió dirigir negocios o comprar o vender bienes de cualquier tipo.
Incluso, salir del Reich, ahora significaba caer en la miseria.
A los emigrantes se les permitía llevar consigo solo 10 reichsmarks.
Un 5% del presupuesto del Reich, que aumentaba rápidamente, se financiaría con los bienes arrebatados a los judíos.
A finales de 1938, la mitad de todos los judíos que quedaban en Alemania había solicitado visas para los Estados Unidos.
Raymond Geist, el diplomático estadounidense de alto rango que aún quedaba en Berlín, temía saber lo que vendría después: "Los alemanes pusieron en marcha un programa de aniquilación de los judíos", le escribió a un colega.
"Se nos permitirá salvar los restos, si así lo decidimos".
El 30 de enero de 1939, en el sexto aniversario de su toma de poder, el Führer se presentó ante el Reichstag y pareció confirmar la predicción de Raymond Geist.
Adolfo: Si las finanzas internacionales judías dentro y fuera de Europa logran sumir a los pueblos de Europa en otra guerra, el resultado no será la bolchevización de la tierra y por lo tanto la victoria judía, sino la aniquilación de la raza judía en Europa.
Deborah: El momento de detener un genocidio es antes de que ocurra.
Ya sea que estemos hablando de la Segunda Guerra Mundial o de Turquía y los armenios, el momento de detenerlo es antes de que ocurra.
Entonces, cuando Hitler habla y dice esas cosas horrorosas y Alemania priva de derechos a los judíos y lleva a cabo cosas como la Kristallnacht, es el momento de actuar.
Susan: Mi padre tenía un primo que vivía en el Bronx y tenía una fábrica de pepinillos.
Pensaron que, tal vez, los ayudarían a venir a los Estados Unidos.
Pero era casi imposible, porque Estados Unidos tenía una cuota, y supongo que nuestra familia no pudo ser parte de esa cuota.
Entonces, mi padre tuvo que pensar en alguna forma de llevar a sus hijos a un lugar seguro.
Joseph: Nuestros padres nos dijeron que teníamos que irnos, huir, que ellos nos alcanzarían.
Que iríamos a Francia, donde la gente sacaba a los niños del país, por un pago a cambio.
Susan: Mi padre sabía de una señora francesa, que cruzaba niños por la frontera con Francia.
Y tengo entendido que le dio todo el dinero para que nos llevara a mi hermano y a mí a través de la frontera.
Yo tenía casi diez años para entonces y mi hermano tenía ocho años.
Y... Recuerdo vagamente por, el horror de estar separados de mis padres, he tratado de sacarlo de mis pensamientos.
No recuerdo cómo llegamos a la estación de tren ni cómo nos despedimos de ellos.
Pero, todo lo que sé ahora es que soy madre, soy abuela, y la idea de... de enviar a mis hijos lejos de mí es... es, es increíblemente horrorosa.
No puedo imaginarme haciendo eso.
♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪ Günther: Creo que hubo, tres elementos que marcaron mi entrada a Estados Unidos.
Uno fue el béisbol y, en segundo lugar, estaba la música.
Nunca había escuchado el jazz.
Y el tercero fue a través de una novia.
Caminábamos tomados del brazo, y esas hermosas canciones estadounidenses nos acompañaban, cantábamos y nos sentíamos bien.
Esos pocos momentos, esos recuerdos relajados marcan cuándo me volví más estadounidense.
♪ [música] ♪ Narrador: A la novia de Günther Stern, Ida Mae Schwartzberg, se le dificultaba pronunciar su nombre.
Günther: Mi nombre, en la escuela, seguía siendo Günther.
Mi novia me dijo: "No puedo pronunciarlo.
"Es un trabalenguas.
"Dejaré las dos primeras letras de tu nombre, le añadiré una ye, y así te llamaré: Guy".
Hombre 2: "Querido Günther: "habíamos estado esperando una carta tuya por mucho tiempo.
'Es reconfortante saber de ti, "aunque todavía no hayas conseguido nada para nosotros.
'Por favor, querido Günther, haz todo lo posible para que podamos reunirnos".
Narrador: Cada tantos meses, Guy recibía una carta de sus padres en Hildesheim, Alemania, y a veces incluían fotografías de su familia.
Günther: Realmente se nota que ahí falta una persona.
¿Dónde diablos estoy yo?
Yo debo estar ahí.
Narrador: Guy intentó, una y otra vez, de encontrar a alguien dispuesto a ofrecer una garantía de hasta 5.000 dólares para patrocinar el viaje de su familia a Estados Unidos, más de tres veces el ingreso promedio anual de un trabajador estadounidense.
Pero no tuvo suerte.
Günther: Y luego, ocurrió un milagro.
Narrador: Un viernes, pidiendo un aventón para ir al trabajo, lo recogió un hombre en un auto elegante.
Tras oír su historia, le ofreció ayuda.
Guy, inmediatamente, hizo una cita para que se reunieran con un abogado que había ayudado a otras familias a obtener declaraciones juradas de apoyo.
Günther: Fuimos un sábado por la mañana y el abogado, un hombre pomposo y soberbio, le preguntó: "¿Cuál es su ocupación?"
Y él le respondió: "Soy jugador".
El abogado dijo: "Podemos parar aquí.
"La ley dice que la persona "que presenta la declaración jurada "tiene que ser una persona bien establecida y de gran reputación en la comunidad".
Y, yo dije: "Bueno, ¿no podríamos decir que es un hombre de negocios?"
El abogado se levantó de su silla y dijo: "¿Engañar al Gobierno estadounidense?"
Y añadió algo más que fue muy insultante.
El hombre tomó su sombrero y se fue.
Mi gran oportunidad perdida por un maldito abogado.
Un abogado judío que veía las sutilezas de la ley y no el dilema de la vida y la muerte que yo representaba.
Hombre 3: 200 niños y niñas saludan a Inglaterra, tierra de la libertad.
Tienen entre 5 y 17 años.
Son unos de los primeros 5.000 niños judíos y no arios refugiados de Alemania que tendrán un hogar temporal en este país mientras se hacen los trámites para que emigren.
Narrador: Después de Kristallnacht, Gran Bretaña le permitió a 10.000 niños, pero no a sus padres, escapar del nazismo en lo que se llamó el Kindertransport.
En febrero de 1939, el senador demócrata Robert Wagner de Nueva York y la congresista republicana Edith Nourse Rogers de Massachusetts presentaron un nuevo proyecto de ley.
Daniel G.: El proyecto de ley dice: "Dejemos entrar a 10.000 niños de entre 5 y 14 años, por año", entre 1939 y 1940, "sin contarlos en el sistema inmigratorio de cuotas".
Narrador: La Primera Dama apoyó el proyecto de ley.
Su marido le comentó en privado cómo podría ser aprobada, pero no dijo nada en público.
Pero tanto la Legión Estadounidense, como las Hijas de la Revolución Americana y la Coalición Americana de Sociedades Patrióticas se opusieron.
Habían apoyado varios de los 60 proyectos de ley que se habían presentado recientemente para reducir las cuotas de inmigración.
Nell: Es un rechazo xenofóbico.
No puedo explicarlo, porque me parece muy cruel, sobre todo, teniendo en cuenta un país tan grande como Estados Unidos, con bastante espacio.
Si lo entiendo en términos de antisemitismo, no quiero entender que el antisemitismo pueda ser tan profundo y tan cruel.
P. Coughlin: Si conozco al público estadounidense que luchó contra los propagandistas de la Sociedad de Naciones... Narrador: El padre Coughlin pidió la creación de un frente cristiano nacional para combatir la influencia de lo que él llamaba 'judíos comunistas', y afirmó ante su amplia audiencia de radioescuchas que los empresarios judíos estaban despidiendo a sus empleados cristianos para hacerle sitio a los refugiados judíos.
P. Coughlin: Todavía queda el Senado de los Estados Unidos, con el que estas fuerzas deben enfrentarse.
Deborah: Los restriccionistas, quienes querían frenar la inmigración, los aislacionistas, los antisemitas, se destaparon.
Tanto demócratas como republicanos dicen cosas como: "Bueno, 10.000 niños feos se convertirán en 10.000 adultos feos".
Mujer: "¿Qué nos ha pasado en este país?
"Siempre hemos estado dispuestos a recibir "a los menos afortunados de otros países, "y aunque esto puede parecer "un gesto generoso de nuestra parte, "nos hemos beneficiado enormemente de lo que nos han traído".
Eleanor Roosevelt.
Narrador: Ningún otro grupo se opuso tan rotundamente a la admisión de refugiados judíos que el German American Bund.
20.000 de sus miembros llenaron el Madison Square Garden en el cumpleaños de Washington.
Eran dirigidos por Fritz Kuhn, un inmigrante alemán que se autodenominaba: el 'Führer americano'.
Fritz: Por lo que estamos luchando activamente, en virtud de nuestros estatutos: primero, por unos Estados Unidos socialmente justos, gobernados por blancos gentiles.
Segundo: Por sindicatos controlados por gentiles, libres de la dominación judía dirigida por Moscú.
Narrador: Otros oradores arremetieron contra el presidente "Frank D. Rosenfeld" y su "Acuerdo Judío".
Gerhard: Tan solo le pedimos a nuestros líderes que despierten ante el hecho de que el judío es tan extranjero en cuerpo, mente y alma como cualquier otro no ario y que es mil veces más peligroso para nosotros que todos los demás por su naturaleza parasitaria.
Grandes torrentes de lágrimas por unos pocos cientos de miles de refugiados judíos que ocupan nuestros empleos y se hacen llamar pobres que, por cierto... tienen más bienes terrenales que los que ustedes o yo jamás poseeremos.
Narrador: Una encuesta hecha por la revista Fortune, reveló que solo uno de cada diez encuestados estaba a favor de aumentar las cuotas o hacer exenciones para los refugiados y cuatro de cada diez creían que los judíos tenían "demasiado poder en Estados Unidos".
Campamento De Verano Bund, Municipio de Andover, Nueva Jersey.
Narrador: Además, determinó que un 85% de los protestantes estadounidenses y un 84% de los católicos se oponían a acoger a los refugiados europeos.
Al igual que más de una cuarta parte de los estadounidenses judíos.
Durante las audiencias sobre el proyecto de ley para admitir a niños refugiados, un testigo dijo que debía aprobarse porque era fiel a la tradición estadounidense de acoger a los refugiados religiosos y políticos.
El congresista neoyorquino Samuel Dickstein lo corrigió amablemente.
"Esto se dice de nuestro gobierno, "pero en realidad, "nunca hemos hecho las cosas que predicamos.
Hablamos sobre eso".
Peter: Los defensores de ese proyecto de ley, las personas que lo presentaron, lo retiraron, y lo hicieron porque pensaron que si llegaba a la asamblea, le abriría el camino a otras propuestas para detener del todo la inmigración hacia los Estados Unidos.
En 1939, para Roosevelt, el reto político más importante al que se enfrentó fue lograr que el Congreso revocara las leyes de neutralidad que restringían nuestra capacidad de abastecer a otros países si se involucraban en una guerra con la Alemania nazi.
Para él, la relajación de las cuotas de inmigración era menos importante que eso.
Tendemos a pensar que lo más importante fue la crisis humanitaria de la época.
Pero, si Roosevelt no hubiera logrado revocar las leyes de neutralidad en 1939 y 1940, tal vez pensaríamos de otra forma.
Daniel: Mi abuelo, Abraham Jaeger, emigró con su hermana mayor desde un pueblo de Polonia.
Mi abuelo siempre, se enorgullecía, una vez obtuvo la ciudadanía de ser un americano.
Celebraba todo, el 4 de julio, el Día de Acción de Gracias.
Le encantaba.
♪ [música] ♪ Narrador: Al hermano mayor de Abraham Jaeger, Shmiel, no le había encantado.
Había llegado a Nueva York en 1912 y pronto vio que las calles abarrotadas del Lower East Side no estaban cubiertas de oro.
Marlene: Shmiel, vio las carretillas en la calle Delancey.
Los judíos que vivían en esas... zonas judías no eran de su estilo.
Él era un caballero.
Y dice: "En casa, tengo viñedos, huertos y una hermosa casa.
No necesito a Estados Unidos".
Narrador: Menos de un año después, Shmiel Jaeger decidió regresar a su ciudad natal, Bolechow, en el este de Polonia.
Finalmente, se casó con su novia, Ester, se convirtió en un exitoso carnicero y tuvo cuatro hijas: Lorka, Frydka, Ruchele y Bronia.
Marlene: Shmiel era el hermano mayor, había respeto y reverencia.
Le decían el alcalde del pueblo.
Era sumamente atractivo.
Luego tuvieron todas esas hermosas niñas.
Daniel: Mi abuelo solía decir con tristeza: "Mi hermano quería ser un pez grande "en un estanque pequeño, y volvió a Bolechow.
Él era un pez grande en un estanque pequeño".
Y esa fue la decisión correcta para él, por extraño que suene, sabiendo lo que ocurrió después.
Narrador: A finales de la década de 1930, el antisemitismo se intensificó en Polonia.
La iglesia católica y el gobierno de derecha promovieron ataques a los negocios judíos.
Los políticos presionaron a los judíos de Polonia para que abandonaran el país.
Las pandillas atacaron a sus vecinos judíos.
Unos matones amenazaron a Shmiel en la calle.
Pero, por sobre todo, existía la creciente posibilidad de una invasión alemana, que seguramente les haría la vida mucho más difícil.
Hombre 4: "Por los periódicos "saben un poco lo que viven los judíos aquí, "pero eso es solo una centésima parte: "cuando sales a la calle o vas manejando, "solo tienes un 10% de certeza de que volverás a casa con tu cabeza o tus piernas completas".
Shmiel.
Narrador: "Sé que en Estados Unidos la vida no brilla para todos", escribió a sus familiares en Estados Unidos.
"Aun así, al menos, no están atrapados por un terror constante".
El 15 de marzo de 1939, las tropas alemanas entraron a Praga, la capital de lo que quedaba de Checoslovaquia.
100.000 judíos más cayeron en manos de Hitler.
La promesa de paz de Hitler a Gran Bretaña y Francia en Munich había durado menos de seis meses.
"En quince días", dijo, "nadie lo pensará".
Estaba claro que Polonia sería su próximo objetivo.
Hitler estaba seguro de que Francia y Gran Bretaña tampoco se atreverían a intervenir allí.
"Nuestros enemigos son pequeños gusanos", dijo Hitler.
"Los vi en Munich".
Esta vez, Hitler estaba equivocado.
Gran Bretaña y Francia finalmente vieron que no tenía sentido tratar de apaciguarlo más.
Si atacaba a Polonia, esta vez contraatacarían.
Como la guerra era más inminente que nunca, más y más judíos estaban desesperados por salir del continente.
Sol: Era muy difícil conseguir una visa para los Estados Unidos.
Entonces, nuestra familia decidió que intentaríamos irnos a Cuba.
Spongo que era porque estaba cerca de Estados Unidos.
Narrador: El gobierno cubano estaba vendiendo unas visas de turista a los refugiados que les permitía desembarcar en la isla y quedarse hasta que les llegara el turno de emigrar a Estados Unidos.
Sol: Mi madre finalmente logró obtener una visa cubana y boletos para viajar en el St. Louis.
El problema era que mi padre todavía estaba en Polonia.
Había sido deportado.
Mi madre le escribió, le dijo que tenía las visas, pero que no se iría a menos que él pudiera unírsenos.
Y él le respondió: "Vete, a menos que quieras ver sangre de tu hijo en tus manos".
El día antes de viajar a Hamburgo, tocaron a la puerta y mi madre gritó porque reconoció la forma como tocaba mi padre.
Corrió hacia la puerta, abrió y mi padre estaba allí.
El gobierno alemán le había autorizado volver a Alemania por dos días para que pudiéramos irnos juntos.
Al día siguiente viajamos a Hamburgo y nos subimos al barco, el St. Louis.
Narrador: El St. Louis salió de Hamburgo el 13 de mayo de 1939.
Fue uno de los muchos barcos que transportaban pasajeros ansiosos por escapar de la tormenta que se avecinaba.
Más refugiados abordaron en Cherburgo.
Casi todos los 937 pasajeros eran judíos, la mayoría de Alemania, algunos de Europa del Este y otros, como los Messinger, ahora eran oficialmente 'apátridas'.
Sol: Todos estábamos parados en la borda, mirando a Alemania, que estaba cada vez más y más lejos, y mi padre comenzó a llorar.
Y mi madre lo miró y dijo: "¿Por qué lloras?
Finalmente estamos juntos; nos vamos de Alemania", y él dijo: "Bueno, por supuesto, tienes razón, "pero estoy llorando porque estamos dejando "a muchos de nuestros familiares aquí y solo Dios sabe cuándo los volveremos a ver".
Narrador: Viajaron cómodamente, cenaron, bailaron, tomaron el sol, nadaron en la piscina del barco.
El capitán del transatlántico, Gustave Schröder, era antinazi y se encargó de que el retrato de Hitler fuera retirado durante las oraciones del viernes en la noche e insistió en que su tripulación tratara a sus pasajeros con una cortesía que no se les concedía en ningún lugar bajo el control de Hitler.
Pero cuando el barco llegó a La Habana, fue claro que algo iba mal.
Solo se le permitió desembarcar a 28 pasajeros.
Al resto, a más de 900 personas, que le habían pagado a un funcionario cubano corrupto en Alemania miles de dólares por sus visas de turista, se les ordenó permanecer a bordo.
Sol: Al día siguiente, resultó que nos dijeron que Cuba había invalidado nuestras visas.
Las habíamos pagado, las habíamos obtenido, habíamos llegado a Cuba, solo para descubrir que habían invalidado nuestras visas.
Narrador: Las cosas habían cambiado en Cuba desde que zarpó el St. Louis.
El antisemitismo siempre había sido fuerte en la isla y unos 4.000 refugiados, en su mayoría judíos, habían llegado allí en los últimos meses.
Cinco días antes de que zarpara el St. Louis, 40.000 cubanos se congregaron en La Habana para protestar por su presencia.
Los agentes nazis difundieron rumores de que los refugiados ocuparían los empleos de los cubanos.
El titular del mayor periódico cubano exigía "!¡Fuera los judíos!".
Ante la presión, el gobierno cubano incumplió su palabra.
Durante seis días, amigos y familiares que habían llegado a Cuba antes, dieron vueltas alrededor del barco en pequeños botes y les pasaban comida fresca y les daban todos los ánimos posibles.
Finalmente, el gobierno cubano ordenó la salida del St. Louis del puerto de La Habana.
Durante cuatro días, el barco navegó sin rumbo fijo a lo largo de la costa de Florida.
Sus atónitos pasajeros desconocían su destino.
Sol: Recuerdo que anochecía, mi padre y yo estábamos en la barandilla y vi luces a lo lejos.
Le dije a mi padre: "¿Qué son esas luces?"
Y él dijo: "Oh, esa es una ciudad de Estados Unidos llamada Miami".
He visitado Miami desde entonces, y cada vez que camino por la playa y miro hacia el mar, tengo una sensación muy extraña, porque ahora estoy donde me moría por estar en 1939.
Narrador: Algunas personas a bordo del barco le enviaron una solicitud al presidente Roosevelt, rogándole que interviniera.
No recibieron respuesta.
En su lugar, el Departamento de Estado insistió en que los pasajeros tendrían que "esperar su turno en la lista, "solicitar y obtener visas de inmigración antes de poder ser admitidos en los Estados Unidos".
Eso podría llevar años.
Canadá tampoco los aceptaría.
Entonces, el St. Louis se devolvió hacia Europa.
Hombre 5: El New York Times.
"El barco más triste en el mar "es el transatlántico St. Louis, de Hamburgo, "con 900 refugiados judíos a bordo.
"Regresa a Alemania, "tras una trágica semana de frustración.
"Ni un barco infestado de peste "tuvo una bienvenida más deprimente.
"En La Habana, las cubiertas del St. Louis "se convirtieron en un escenario de miseria humana.
"Parece que no hay ayuda posible para ellos.
"El St. Louis.
pronto volverá a casa cargado de desesperación".
Narrador: Un diario nazi se vanaglorió.
"Afirmamos abiertamente que no queremos a los judíos, "mientras las democracias siguen afirmando "que están dispuestas a recibirlos, pero luego, dejan a los huéspedes a la intemperie".
"La decisión de la mayoría de los que van a bordo", escribió un pasajero, "es morir antes que volver a ver Hamburgo".
El capitán Schroder se planteó encallar el barco en algún lugar cerca a Inglaterra o Francia.
Lo que fuera, para evitar que los pasajeros tuvieran que volver a Alemania.
Una organización de ayuda privada llamada El Comité Judío Americano de Distribución Conjunta, junto con el Comité Intergubernamental para los Refugiados, negociaron intensamente con los gobiernos europeos, en un intento por convencerlos de aceptar a los pasajeros.
Lograron reunir la enorme suma de 500.000 dólares y finalmente convencieron a Inglaterra, Francia, Bélgica y los Países Bajos para que los acogieran a todos.
"Nuestra gratitud es tan inmensa como el océano que estamos navegando", dijeron los pasajeros mediante un telegrama a quienes habían organizado su rescate.
El St. Louis atracaría en Bélgica, no en Alemania.
Sol: Nos habían dicho que cuatro países de Europa habían acordado repartir los pasajeros entre ellos.
Pero terminamos en Bélgica.
Narrador: Nadie a bordo del St. Louis fue devuelto a Alemania.
Pero 254 de los pasajeros serían asesinados después de que los nazis invadieran los países que los acogieron.
Casi tres cuartas partes de los pasajeros sobrevivieron.
♪ [música] ♪ Hombre 6: El 23 de agosto, el Tratado de No Agresión entre la Unión Soviética y Alemania fortalecerá las relaciones pacíficas como vecinos entre las dos potencias, y contribuirá al propósito superior de paz mundial.
Narrador: El 23 de agosto, nueve semanas después de que el St. Louis regresara a Europa, el mundo fue sorprendido por un anuncio desde Moscú.
El gobierno nazi y el soviético, enemigos acérrimos durante años, habían firmado un pacto de no agresión de diez años que les permitiría a Hitler y a Stalin destruir Polonia y dividirse el territorio entre ambos.
En Polonia vivían 3.300.000 judíos.
El primero de septiembre de 1939, Hitler lanzó su "blitzkrieg", su "guerra relámpago", sobre Polonia.
La Segunda Guerra Mundial había comenzado.
"Finalmente llegó", dijo el presidente Roosevelt cuando lo despertaron con la noticia.
"Que Dios nos ayude a todos".
Mientras los aviones de guerra alemanes atacaban Varsovia esa noche, Chaim Kaplan, director de una escuela judía de esa ciudad, hizo una nota en su diario.
"Presenciamos el inicio de una nueva era en la historia del mundo", y escribió.
"Esta guerra realmente causará la destrucción "de la civilización humana.
"Para los judíos, su peligro es siete veces mayor.
"Dondequiera que pise Hitler, no hay esperanza para el pueblo judío".
Franklin: Esta nación seguirá siendo neutral.
Pero no le puedo pedir a todos los estadounidenses que sigan siendo neutrales en sus pensamientos.
Hasta alguien neutral tiene derecho a tener en cuenta los hechos, y ni siquiera a alguien neutral, se le puede pedir que cierre su mente o su conciencia.
Narrador: El presidente y la mayoría de sus conciudadanos simpatizaban con las víctimas de los nazis y algunos querían ayudar a Francia e Inglaterra en la guerra contra Alemania.
Pero un número mucho mayor de ciudadanos se oponía a cualquier participación estadounidense en el extranjero por temor a que los Aliados llevaran a Estados Unidos a otra guerra.
Franklin: Y que odio la guerra... Narrador: Roosevelt tuvo la cautela de no alejarse mucho de la opinión pública.
Franklin: Espero que Estados Unidos se mantenga al margen de esta guerra.
Creo que así será.
Y les aseguro con toda certeza, que todos los esfuerzos de su gobierno, estarán dirigidos a ese fin.
Narrador: En todo caso, Estados Unidos no estaba bien preparado para el conflicto.
El ejército segregado era más pequeño que el de Bulgaria, con menos de 190.000 hombres, equipados con cascos de latón y polainas fabricados durante la Gran Guerra y portando fusiles diseñados en 1903.
Mientras tanto, el presidente creía que la mejor manera de evitar unirse a la guerra era hacer todo lo posible por ayudar a Inglaterra y Francia.
Convocó al Congreso a una sesión especial y le pidió que pusiera fin al embargo sobre la venta de armas a los beligerantes para que los Aliados estuvieran mejor preparados para lo que Hitler hiciera después.
Los aislacionistas, inundaron Washington con mensajes antibélicos.
Narrador: Después de seis semanas de un debate, a veces amargo, el Congreso sí levantó el embargo, pero solo si los compradores pagaban en efectivo.
Ese mismo mes, una encuesta de la revista Fortune reveló que solo el 20% de los estadounidenses estaba a favor de ayudar a las democracias europeas, mientras que el 54% del país aprobaba que Estados Unidos comerciara con los nazis y con los gobiernos democráticos por igual.
"Lo que me preocupa", le escribió Roosevelt a un amigo, "es que la opinión pública aquí "se da palmaditas en la espalda cada mañana, "agradeciéndole a Dios por los océanos Atlántico y Pacífico".
Charles: Me dirijo esta noche a aquellas personas de los Estados Unidos de América que consideran que el destino de este país no requiere de nuestra participación en guerras europeas.
Narrador: Ahora había otra voz en la radio, la voz del único estadounidense que era casi tan famoso como Roosevelt el célebre aviador Charles A. Lindbergh.
Su mensaje era muy diferente.
Charles: Estas guerras en Europa no son guerras en las que nuestra civilización se defiende de un intruso asiático.
Esto no es cuestión de unirse para defender a la raza blanca contra una invasión extranjera.
No debemos permitir que nuestra emoción, nuestra piedad o nuestros sentimientos personales de empatía oscurezcan el asunto, ni que afecten la vida de nuestros hijos.
Debemos ser tan impersonales como un cirujano con su bisturí.
Narrador: Lindbergh, había visitado Alemania por primera vez en 1936, por invitación del agregado militar estadounidense en Berlín, que ansiaba obtener información sobre la cada vez más grande fuerza aérea alemana.
Volvió dos veces más.
Los nazis hicieron todo lo posible por impresionarlo y le concedieron la Cruz de la Orden del Águila Alemana.
Y Lindbergh estaba impresionado; admiraba la virilidad del régimen y el énfasis en el orden.
Su esposa, Anne, pensaba que Hitler era un hombre grandioso que había sido difamado por lo que ella llamaba 'propaganda judía'.
La pareja, incluso, había considerado mudarse al frondoso suburbio berlinés de Wannsee hasta que la Kristalnacht les hizo reconsiderarlo.
"Mi admiración por los alemanes se estrella constantemente contra una roca como esta", escribió Lindbergh en privado.
"No entiendo estos disturbios.
Parecen oponerse a su sentido del orden e inteligencia.
Sin duda han tenido un problema difícil con los judíos, pero ¿por qué es necesario manejarlo de forma tan poco razonable?".
En su viaje de regreso desde Europa en 1938, Lindbergh se había molestado por el número de refugiados judíos entre sus compañeros de viaje.
"Imagínense que Estados Unidos acoja a estos judíos, además de los que ya tenemos", había escrito en su diario.
"Ya hay demasiados en lugares como Nueva York.
"Unos pocos judíos añaden fuerza y carácter a un país, "pero demasiados causan caos.
"Y estamos recibiendo demasiados.
Esta inmigración actual tendrá una consecuencia".
Charles: Nuestro vínculo con Europa es un vínculo de raza y no de ideología política.
Es la raza europea la que debemos preservar.
El progreso político vendrá después.
La fuerza racial es vital; la política, un lujo.
Si alguna vez la raza blanca se ve seriamente amenazada, puede que entonces sea el momento de involucrarnos en su protección, de luchar conjuntamente con ingleses, franceses y alemanes, pero no unos contra otros para nuestra mutua destrucción.
Narrador: "Si muero mañana, quiero que sepas esto", le dijo el presidente a un amigo.
"Estoy absolutamente convencido de que Lindbergh es un nazi".
Durante los siguientes 27 meses, Roosevelt y Lindbergh se enfrentarían en una amarga lucha sobre qué visión del país prevalecería.
y sobre el futuro de la propia civilización occidental.
Polonia.
Narrador: "Toda guerra cuesta sangre", le había dicho Hitler a sus generales antes de enviarlos a invadir Polonia occidental, "y el olor de la sangre despierta en el hombre "todos los instintos "que han permanecido en nosotros desde el principio del mundo.
Una guerra humana solo existe en cerebros sin sangre".
Pero el ataque alemán no tenía nada de incruento ni de humano.
Siguiendo los pasos de las divisiones Panzer que perforaron las defensas de Polonia, miles de soldados de las SS y de la infantería alemana se desplegaron por el campo.
Su objetivo era destruir el Estado polaco y convertir a su población en campesinos y trabajadores sin líderes.
Tras afirmar que cualquiera que se atreviera a resistir el avance de la raza superior era culpable de 'insolencia', en cinco semanas habían matado a unos 3.000 prisioneros de guerra polacos, destruido más de 530 pueblos, quemado o volado sinagogas y asesinado al menos a 45.000 polacos desarmados, entre sacerdotes, profesores, líderes políticos, a cualquiera que se considerara capaz de oponer resistencia, así como a judíos.
Narrador: Y mientras los alemanes imponían su dominio en el oeste de Polonia, la Unión Soviética se apropiaba de su oriental.
150.000 polacos fueron reclutados por el Ejército Rojo.
Los soviéticos enviaron a 200.000 civiles considerados peligrosos a Kazajstán y Siberia, donde miles se congelaron o murieron de hambre.
También fusilaron en secreto a 22.000 oficiales e intelectuales polacos y enterraron sus cadáveres en fosas comunes en el bosque de Katyn y a sus alrededores.
El objetivo de Hitler siempre fue una Gran Alemania racialmente 'pura' y en constante expansión, pero en la medida que se expandía, inevitablemente incluía a más y más judíos.
Antes de la invasión, Polonia tenía la mayor proporción de judíos de Europa.
Casi dos millones de ellos vivía en la región que Alemania había ocupado.
La mayoría eran personas sin medios, sin acceso a diplomáticos, consulados ni familiares con buenas conexiones en el extranjero, ni a nadie que pudiera ayudarles a escapar.
En Varsovia vivían más judíos de los que quedaban en Alemania.
En la ciudad de Lodz vivían más que en Berlín y Viena juntas.
Los funcionarios nazis idearon varios planes para eliminar a los judíos de la región.
El primer plan fue confinarlos en una 'reserva' situada en una remota zona despoblada cerca de Lublin, pero pronto se demostró que no era práctico.
Los nazis le ofrecieron dos millones de judíos a Stalin, quien no los quiso.
Narrador: Mientras tanto, los alemanes llevaban a los judíos polacos hacia decenas de barrios sucios, congestionados y cercados: los 'guetos', cuyos residentes, despojados de sus posesiones y obligados a llevar una estrella amarilla o un brazalete blanco con la estrella de David, eran fusilados si se extraviaban en la calle.
El gueto más grande estaba en Varsovia, donde más de 400.000 hombres, mujeres y niños luchaban por sobrevivir en un área que inicialmente medía menos de tres kilómetros cuadrados.
Los guetos cumplían un doble objetivo para los nazis: proporcionaban reservas fiables de mano de obra esclava para la maquinaria bélica alemana y actuaban como corrales de retención para los judíos, entre los que ahora incluían a muchos deportados de Austria y Checoslovaquia, hasta que el régimen nazi decidiera dónde enviarlos finalmente.
Más de 80.000 personas murieron en el gueto de Varsovia a causa de los disparos al azar de los guardias alemanes, el tifus, la inanición deliberada y la desesperación.
En Bolechow, en el este de Polonia, Shmiel Jaeger escuchó sobre la exterminación por parte de alemanes en Polonia Occidental.
Aterrorizado por lo que pudiera pasar después, le volvió a escribir a sus parientes en Estados Unidos.
Schmiel: "Queridos hermana y cuñado, "esta es mi misión: ahora se da el caso "de que muchas familias pueden ir, y ya han emigrado, "a Estados Unidos, "siempre y cuando sus familias allá "ofrezcan un depósito de 5.000 dólares, "después de lo cual pueden recuperar "a su hermano y a su esposa e hijos.
"Y entonces pueden recuperar el depósito.
"Tal vez podrías encontrar la forma "de adelantarme el depósito.
"La idea es que con el dinero en custodia no seré, "una vez esté en Estados Unidos, una carga para nadie.
"Deberían averiguar, "deberían escribir que soy el único de tu familia "que sigue en Europa, "y que tengo formación como mecánico de automóviles "y que ya estuve en Estados Unidos "entre 1912 y 1913.
"Por mi parte, voy a enviarle una carta, "escrita en inglés, a Washington, "al presidente Roosevelt y escribiré que mis hermanos "y toda mi familia están en Estados Unidos "y que incluso mis padres están enterrados allí.
"Quizás eso funcione.
"Realmente quiero alejarme de este Gehenim con mi querida esposa y mis amadas cuatro hijas".
Schmiel Narrador: Shmiel no tenía forma de saber que había más de 100.000 polacos por delante de él en la lista de espera.
Con el sistema actual de cuotas, pasarían más de 12 años antes de que su familia pudiera obtener una visa.
Marlene: Todos sabíamos, todos entendíamos que había un gran problema.
Era muy triste.
Mi madre enviaba ropa, o lo que necesitaran para el invierno.
Y toda la familia estaba involucrada porque todos estaban aquí y todos se sentían culpables de que Shmiel no hubiera venido.
Todos trataban de reunir dinero para enviarle.
Se reunieron, hablaron con los miembros más ricos de la familia.
Y todos estaban preocupados, pero nadie podía hacer nada.
Daniel: Mi abuelo era supervisor en una fábrica de trenzas y adornos.
Estoy seguro de que de haber tenido 5.000 dólares habría hecho cualquier cosa.
Pero otra parte importante de la historia es la culpa.
La gran culpabilidad entre los judíos estadounidenses porque luego pensaron: "Oh, debí haber hecho algo más".
Pero, de nuevo, eso no es justo.
Para la gente era muy difícil imaginar lo que realmente terminaría pasando.
Narrador: Tan pronto como las tropas alemanas ocuparon Viena en 1938, el padre de Eva Geiringer, Erich, decidió buscarle a su esposa Fritzi, y a sus hijos Heinz e Eva, un nuevo hogar, lejos de la amenaza nazi.
A principios de 1940, consiguió llevarlos a Ámsterdam.
Eva: Los holandeses eran diferentes a los austriacos, eran acogedores.
Todos querían ser mis mejores amigos.
Yo era rubia y de ojos azules, y, entonces, todos decían que parecía una niña holandesa.
Así que nos instalamos y pensamos: "Estaremos aquí juntos como una familia", y estábamos muy felices.
Narrador: Los Geiringer, terminaron viviendo en el mismo bloque de apartamentos que Otto Frank, su esposa, Edith, y sus dos hijas, Margot y Annelies.
Los Frank habían huido de Alemania seis años antes.
Eva: Todos los niños íbamos a jugar después de la escuela a una gran área abierta.
Y entonces, un día, una niña se acercó a mí y supo que yo era nueva allí.
Y se presentó y dijo que se llamaba 'Anna Frank'.
Narrador: Tanto Eva Geiringer y Anna Frank cumplieron diez años ese invierno y ambas asistían a la misma escuela Montessori.
Eva: Ella era muy extrovertida y segura de sí misma.
Sin duda ya era más intelectual que yo.
Le encantaba hablar.
En la escuela, le decían 'señorita cuac-cuac'.
Debía quedarse a menudo a escribir cientos de veces que no debía hablar tanto en clase.
Ya le interesaban los chicos.
Cuando le dije que tenía un hermano mayor, abrió mucho los ojos y dijo: "¿Cuándo puedo ir a conocerlo?"
Narrador: El padre de Anna Frank intenta mantener el optimismo sobre el futuro, recordándole a todos que Holanda había logrado permanecer neutral durante la Primera Guerra Mundial y que debería poder hacerlo de nuevo.
Pero no le pudo esconder su ansiedad a una prima, que ahora vivía a salvo en Londres.
Le escribió diciendo que lo que más le preocupaba eran sus hijas, pero que no se atrevía a contarle su preocupación a su esposa.
Su prima se ofreció a cuidarlas en Inglaterra.
Él le agradeció su amabilidad, pero estaba seguro de que, ni él ni su esposa, podrían soportar separarse de sus hijas.
Otto Frank seguía esperando que se revisara la solicitud de visa estadounidense de su familia.
Más de 300.000 personas también estaban esperando.
Hubo una tregua de siete meses tras la invasión de Polonia.
Para los aislacionistas estadounidenses, parecía ser la prueba de que los acontecimientos en Europa no eran motivo de preocupación.
El senador republicano William Borah, de Idaho, la llamó la 'Guerra de broma'.
Narrador: Pero el 9 de abril de 1940, la 'guerra de broma' volvió a ser real.
40.000 soldados alemanes cruzaron la frontera danesa.
Dinamarca, se rindió al anochecer.
Los paracaidistas alemanes llenaron los cielos de Noruega, llevando a su gobierno al exilio.
Luego, el 10 de mayo, diez divisiones de panzer, 2.500 aviones y 3,300,000 soldados de infantería invadieron Francia y los Países Bajos: Bélgica, Luxemburgo y Holanda.
Eva: Oímos disparos y los zumbidos de los aviones, y todos nos levantamos.
Teníamos una pequeña radio de baquelita.
Hombre 7: El Ejército alemán invadió Holanda y Bélgica esta madrugada... Eva: Escuché eso y el locutor dijo: muy malas noticias, los alemanes intentan invadir nuestro país, pero vamos a defendernos.
Narrador: En la oficina de Otto Frank, sus empleados recuerdan que palideció cuando los informes del ataque seguían llegando por radio.
Los alemanes amenazaron con bombardear el puerto de Rotterdam si los holandeses no se rendían.
Intentaron rendirse, pero la Luftwaffe la bombardeó todos modos.
Más de 900 personas murieron y más de 85,000 se quedaron sin hogar.
El consulado de Estados Unidos también fue incendiado, y con él, la solicitud de visa de Otto Frank para llevar a su familia a Estados Unidos.
Cada puerto que los alemanes invadían cerraba otra vía de escape para los refugiados.
Francia fue la siguiente.
Su supuestamente invencible ejército de cinco millones de hombres colapsaría en pocas semanas.
Franklin: Esta noche, por las que fueran antes pacíficas carreteras en Bélgica y Francia, huyen millones, abandonando sus hogares, para escapar de las bombas, los proyectiles, el fuego y los disparos, sin refugio y casi sin alimentos.
Avanzan a tropezones, sin saber cuál será el final del camino.
Narrador: "Estos son días fatídicos", le dijo Roosevelt al Congreso el 16 de mayo, son días cuyos acontecimientos rápidos e impactantes obligan a toda nación neutral a considerar sus defensas.
Pidió que se aumentara la producción de aviones de 2,100 anuales a 50,000.
Para los aislacionistas, como Charles Lindbergh, el presidente y otras fuerzas invisibles estaban dando un paso más hacia la participación de Estados Unidos en la guerra.
Charles: La única razón por la que corremos el peligro de involucrarnos en esta guerra es porque hay elementos poderosos en Estados Unidos que desean que participemos.
Representan una pequeña minoría del pueblo estadounidense, pero controlan gran parte de la maquinaria de influencia y propaganda.
Aprovechan cualquier oportunidad para empujarnos hacia el precipicio.
Es hora de que el carácter subyacente de este país se levante y se imponga para derribar estos elementos de beneficio personal e interés extranjero.
Narrador: Una semana después, las golpeadas tropas británicas y belgas, junto con lo poco que quedaba de las fuerzas francesas, comenzaron a huir a través del Canal de la Mancha, desde Dunkerque, dejando atrás toneladas de armas y equipamiento.
El Reino Unido ahora estaba solo.
Muchas personas a ambos lados del Atlántico estuvieron de acuerdo con la observación del embajador de Roosevelt en Londres, Joseph P. Kennedy.
Gran Bretaña, dijo, está condenada.
Susan: Mi hermano y yo estábamos en una de las multitudes cuando los alemanes llegaron marchando.
En ese momento supe que teníamos que apresurarnos a escapar.
Narrador: Los padres de Susan y Joseph Hilsenrath habían logrado que los sacaran de Alemania y los llevaran a Francia, donde los niños habían estado en condiciones muy precarias durante ocho meses.
Esperaban que sus padres también hubieran salido de Alemania.
De hecho, habían logrado obtener visas y llegar a Estados Unidos; primero su padre y luego su madre, y su hermano bebé varios meses después, pero Susan y Joseph no estaban seguros de dónde estaban, ni de cómo se reunirían.
Habían vivido con un joven primo en París y luego con una serie de familias de acogida hasta el 14 de junio, cuando los alemanes llegaron a la ciudad.
Susan: Todo el mundo se iba en autobuses, en bicicletas, en autos y caminando, tratando de salir para llegar a Versalles.
Toda esa gente marchó hacia el palacio y el alcalde de la ciudad tuvo la idea de darles a todos un saco de yute.
Había unos hermosos jardines en la parte posterior del palacio y en la esquina tenían un gran pajar.
Toda la gente tomó su saco y lo llenó de heno; eso serviría de colchón.
Tomamos nuestro colchón y todos entramos al palacio.
Había una hermosa sala llamada el Salón de los Espejos.
Y dormimos en el palacio.
Durante algunos días estuvimos allí y todo parecía estar bien, pero luego escuchamos el mismo sonido de la marcha.
Oímos tanques y vimos gente andando en motocicletas.
Había un auto liderando esta caravana y salió un oficial alemán.
Quería hablar con el alcalde del pueblo.
Él no sabía hablar francés.
Y el alcalde de la ciudad no sabía hablar alemán.
Entonces alguien en la multitud dice: hay una chica que está en el palacio y sabe hablar alemán.
Yo estaba ahí de pie y miré a ese oficial alemán, era tan alto como el techo y... y tuve mucho miedo, pero al final de la conversación, el oficial nazi se inclinó hacia mí y me dijo: niña, ¿cómo sabes hablar alemán tan bien?
Y yo le dije: las escuelas francesas son muy buenas, ahí aprendí a hablar alemán, señor.
Chocó los tacos de sus botas, me dio la mano y se fue.
Narrador: Con la conquista de Polonia y Europa occidental por parte de Hitler, el presidente Roosevelt comprendió que la crisis actual de los refugiados, con seguridad, se convertiría en una catástrofe.
"No basta con entregarse al humanitarismo horrorizado, a las decisiones vacías y a las palabras piadosas", dijo.
Había que encontrar rápidamente refugios seguros para estas personas desesperadas.
Antes de que estallara la guerra, había estado reacio a ir en contra de la opinión pública pidiendo que se ampliaran las cuotas de inmigración estadounidenses, en parte porque sabía que si lo hacía, el Congreso podría cerrarlas por completo.
De forma oculta, había presionado a los países latinoamericanos para que aceptaran a unos 40,000 judíos que huían de Hitler.
Pero ninguna otra nación había demostrado ser más acogedora con los refugiados que su país antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial.
Y ahora, Roosevelt, y gran parte de la opinión pública estadounidense, había empezado a ver a los posibles inmigrantes de forma diferente: no como víctimas, sino como amenazas potenciales para la seguridad de Estados Unidos.
Paul: Por el número de espías que envían se pensaría que estamos en guerra con Alemania.
Edward: Pareciera que Alemania está en guerra con nosotros.
Locutor: ESPÍA NAZI.
Narrador: Confesiones de un Espía Nazi, realizada por Warner Brothers, la única empresa cinematográfica que prefirió retirarse de Alemania antes que hacer negocios con el régimen de Hitler, fue la primera película abiertamente antinazi realizada por un gran estudio de Hollywood.
La película se basó, vagamente, en la historia de una red alemana de espionaje desarticulada por el FBI y captó la creciente sensación de pánico entre el público.
La repentina y aterradora rapidez con la que las democracias de Europa occidental colapsaron bajo el ataque de Hitler, llevó a muchos a suponer que debía haber tenido ayuda desde adentro.
El embajador estadounidense en Francia afirmó que el colapso de ese país había sido, en parte, obra de comunistas nativos y agentes nazis, algunos de los cuales, según él, habían entrado al país como refugiados judíos.
El director del FBI, J. Edgar Hoover, dijo que su despacho recibía 3,000 pistas al día sobre posible espionaje y contrató a 150 agentes más para buscar a los espías nazis, a quienes llamaban quintacolumnistas.
Gilbert: Y el gobierno sostiene que conspiraba para darle información secreta a un gobierno extranjero no identificado.
Deborah: Un país puede ser atacado desde cuatro lados, pero hay un quinto lado desde el que puede ser atacado desde adentro, con espías.
Hay un gran temor de que los alemanes estén enviando espías y así fue, había espías enviados por Alemania, pero, el miedo a los espías se cruza con el antisemitismo.
El miedo a los espías se cruza con el sentimiento anti-inmigración y antirefugiados.
Narrador: El New York Herald Tribune, uno de los periódicos más respetados de Estados Unidos, afirmó que 42 agentes nazis habían sido supuestamente reclutados entre alemanes que eran una 'mitad' o una 'cuarta parte' judíos.
El Saturday Evening Post, sostenía que los espías nazis que se hacían pasar por refugiados se habían infiltrado en Europa y América.
Menos del 3% de los estadounidenses creían que Washington estaba haciendo lo suficiente para combatir la subversión.
En el verano de 1940, el Congreso aprobó la Ley de Registro de Extranjeros, que obligaba a los no ciudadanos mayores de 14 años a registrarse y a hacerse tomar sus huellas dactilares y restringía drásticamente sus derechos de libertad de expresión y participación política.
"Algo curioso nos está sucediendo en este país", escribió Eleanor Roosevelt en su columna, "y creo que es hora de que nos detengamos "y nos evaluemos a nosotros mismos.
"¿Vamos a dejar que nuestra actitud tradicional "hacia la libertad civil cambie por la histeria sobre los 'quintacolumnistas'?".
Pero el presidente le dijo a la prensa que le habían contado que en varios países los refugiados judíos se habían convertido en espías de los alemanes.
Espías involuntarios, explicó, porque si no accedían a espiar, el gobierno nazi les había dicho: "lo sentimos muchísimo, "pero a tu padre anciano y a tu madre anciana los vamos a fusilar".
Por supuesto, continuó el presidente, esto aplica para un porcentaje muy, muy pequeño de los refugiados que salen de Alemania.
Deborah: Un refugiado, claro está, sería la peor persona para convertirse en espía.
Este no habla el idioma o habla con acento, no conoce la forma de pasar desapercibido.
Sin embargo, existe este miedo irracional.
Nadie dice que una nación deba dejar entrar a gente que va a perjudicarla o debilitarla, pero no existían pruebas.
Narrador: El subsecretario de Estado Breckinridge Long y muchos de sus colegas pensaban, aunque no tenían pruebas, que los refugiados judíos eran especialmente peligrosos.
Long, un rico contribuyente a la primera campaña presidencial de Roosevelt, había trabajado tres años como embajador de Roosevelt, en Italia, y estaba semirretirado cuando Roosevelt lo llamó de nuevo a trabajar, dirigiendo la División de Visas.
Cientos de miles de personas desesperadas, la mayoría de ellas judías, ya estaban en la lista de espera para obtener visas estadounidenses y cada día había más colas.
A Long no le importaba, para él cada tren o barco que transportaba judíos desde la Europa nazi representaba lo que él llamaba "una apertura perfecta "para que Alemania llene a los Estados Unidos de agentes nazis".
El objetivo de Long, según escribió en su diario, era, prácticamente, detener la inmigración.
Deborah: Breckinridge Long está trabajando en todas las maneras posibles para impedir que los judíos entren a este país.
Aunque la gente está desesperada por salir, él está entre los que buscan ponerles barreras.
Narrador: Long detestaba especialmente al rabino Stephen Wise, a quien consideraba 'santurrón', porque hablaba a menudo del coraje de los hombres y las mujeres que huían de la tortura de los dictadores.
"Solo una fracción infinitesimal... es de esa categoría", anotó Long en su diario.
Daniel: Una de las lecciones de esta historia es que para los estadounidenses siempre fue más importante otra cosa que ayudar a los judíos, pero hay algunos que... no responden así.
Laura: "Si yo hubiera sido un hombre, "me habría enlistado en la Marina "y habría visto el mundo, pero como era una mujer, "me uní al Comité Judío Americano de Distribución Conjunta".
Laura Margolis.
Narrador: Mientras la política oficial estadounidense seguía siendo rígida y restringida, mujeres y hombres que trabajaban para docenas de organizaciones judías, incluidas el Servicio Nacional de Refugiados y la Sociedad Hebrea de Ayuda al Inmigrante, hacían todo lo que podían en cualquier parte del mundo para ayudar.
Coordinaban préstamos, asesoramiento legal, boletos de transatlántico y puestos de trabajo para los recién llegados.
Sin su ayuda, decenas de miles de refugiados judíos nunca habrían podido llegar a Estados Unidos.
Trabajaron junto a otros estadounidenses comprometidos de la YMCA, del Comité Unitario de Servicio y del American Friends Service Committee.
En el verano de 1940, sus operaciones de ayuda y rescate se centraron en el sur de Francia.
Alemania solamente ocupó las regiones del oriente y el norte de Francia.
El sur quedó en manos de un gobierno francés colaboracionista con su oficina principal, en Vichy.
Unos 50,000 refugiados de 42 países fueron internados en 93 campos sucios y superpoblados.
Decenas de miles más permanecen en libertad, mientras intentan ir un paso delante de la policía francesa, que debe entregar a los refugiados que los alemanes le exijan.
Se pensaba que decenas de eminentes artistas e intelectuales estaban en peligro inmediato.
Para ayudar, un grupo de destacados escritores de Nueva York, formó el Comité de Rescate de Emergencia.
Eleanor Roosevelt convenció a su esposo para que le pidiera al reticente Departamento de Estado que emitiera un número limitado de visas de emergencia para visitantes.
Varian: "Recordé lo que había visto en Alemania.
"Sabía lo que les ocurriría a los refugiados "si la Gestapo los atrapaba.
"No podía quedarme de brazos cruzados "mientras tuviera alguna posibilidad "de salvar a algunas de sus víctimas.
Era mi deber ayudarles".
Varian Frai.
Narrador: Varian Frai, un escritor de 32 años y miembro del Comité de Rescate de Emergencia, se ofreció como voluntario para ir a Francia y tratar de sacar a los refugiados.
Era exactamente el intelectual educado en Harvard que aparentaba ser, pero como corresponsal en el extranjero que había visitado Alemania cinco años antes, había sido testigo de ataques contra los judíos que le hicieron sentir un odio visceral hacia los nazis.
Llegó a Marsella el 15 de agosto de 1940, con 3,000 dólares en efectivo atados a una pierna y una lista de 200 mujeres y hombres distinguidos que se pensaba que estaban en algún lugar de Vichy, Francia.
Varian: "Es entre los refugiados no franceses "que se encuentra la mayor miseria.
"Nunca en la historia "se aplastó a inocentes con tanta saña.
"Literalmente, han sido condenados a muerte, "o en el mejor de los casos, "al confinamiento en campos de detención.
Un destino un poco mejor que la muerte".
Narrador: Ocupó la habitación 307 del Hotel Splendide y se puso a trabajar.
Rápidamente se difundió la noticia de que había llegado un estadounidense con visas.
Los refugiados llamaban a su puerta a todas horas, llenan los pasillos y se alinean en las escaleras.
25 cartas al día le llegan a la recepción.
El teléfono rara vez deja de sonar.
El vicecónsul estadounidense en Marsella, Hiram Bingham Junior y algunos de sus colegas estaban encantados de ayudar cada vez que podían.
Bingham era el hijo de un senador de Connecticut.
Sus compañeros de Groton le habían llamado 'Bingham el honesto', por su franqueza.
Él también había visto la brutalidad nazi de primera mano y creía que su deber era obtener tantas visas como pueda para tanta gente y a veces estaba dispuesto a romper las reglas.
Permitió que el novelista judío-alemán fugitivo Lion Feuchtwanger se escondiera en su casa y luego cooperó para sacarlo del país con el reverendo Waitstill Sharp, un veterano rescatista del Comité Unitario de Servicio.
Para emigrar a Estados Unidos desde Vichy, cada refugiado necesitaba una visa de inmigración estadounidense, visas para Portugal y España, que eran neutrales, un boleto de barco desde Lisboa y un visado de salida de Francia.
Cada documento tardaba en obtenerse y tenía una fecha de caducidad.
Cuando se obtenía el último documento, a menudo, ya había caducado otro, lo que obligaba a empezar de nuevo todo el complicado proceso.
Para esquivar este sistema, Varian Fry ayudó a pasar ilegalmente a los refugiados a través de los Pirineos hasta España.
Reunió un equipo de 46 voluntarios entre los que se encontraban refugiados, jóvenes estadounidenses, un gendarme francés y un dibujante vienés, que demostró ser un experto falsificador de documentos y sellos oficiales.
Fry trabajó de la mano con organizaciones judías estadounidenses que proporcionaron un apoyo financiero crucial desde Portugal y con diplomáticos simpatizantes de otros países: mexicanos, brasileños, siameses y un cónsul chino especialmente empático, cuyos documentos de aspecto formal en mandarín rara vez eran cuestionados en la frontera porque ni los funcionarios franceses ni los alemanes sabían leerlos.
Varian: "Es emocionante estar fuera de la ley.
"Mis experiencias de 10, 15 e incluso 20 años "se han comprimido en una sola.
"A veces me siento como si ya hubiera vivido toda mi vida".
Narrador: Reportes sobre lo que Fry estaba haciendo finalmente llegaron a Washington.
El propio Secretario de Estado, Cordell Hull, envió un cable al consulado de Marsella diciendo que, "este Gobierno no puede, "repito, no puede permitir las actividades del señor Fry "y otras personas, por muy buenas intenciones que tengan".
El Departamento de Estado trató de obligar a Fry a salir de Francia, pero, de alguna manera, se las arregló para permanecer en Marsella durante otros siete meses, hasta que la policía de Vichy lo acompañó hasta que saliera del país.
Se cree que juntos, Fry y Bingham, a quien Fry recordaba como su compañero 'en el delito de salvar vidas', rescataron, al menos, a 2.000 personas de los nazis.
Algunas eran las personas célebres que Fry había sido enviado a salvar, incluyendo a la clavecinista Wanda Landowska, el director de cine Max Ophuls, el escultor Jacques Lipschitz, la filósofa Hannah Arendt y los artistas Max Ernst, Marcel Duchamp, y Marc Chagall.
Pero también entre ellos había cientos de hombres, mujeres y niños que no eran reconocidos, sino solo seres humanos que necesitaban ayuda.
Edward: Hola, Estados Unidos, Soy Edward Murrow desde Londres.
Hoy hubo más aviones alemanes sobre la costa británica que en cualquier otro momento desde que comenzó la guerra.
Narrador: En el verano y el otoño de 1940, mientras Gran Bretaña era atacada sin tregua por bombas alemanas, el presidente Roosevelt se postuló a un tercer mandato, algo sin precedentes.
Tendría que persuadir a los votantes de que, aunque se oponía a la entrada de Estados Unidos en la guerra, también tenía que brindarle ayuda a Gran Bretaña, pues esta era la última y mejor esperanza de derrotar a Hitler y preparar a Estados Unidos para el conflicto, en caso de que llegara.
El 16 de septiembre de 1940, firmó la ley del servicio militar obligatorio por primera vez en la historia del país.
Franklin: A los 16 millones de jóvenes que se registrarán hoy, les digo que la democracia es su causa, la causa de la juventud.
Narrador: Las dificultades para las democracias se habían expandido aún más: ahora Alemania estaba aliada con la Italia fascista en Europa y el Japón imperial en Asia: el Eje.
El oponente republicano de Roosevelt, Wendell Willkie, postulado pocos días después de la caída de Francia, compartía la creencia de Roosevelt de que había que ayudar a Gran Bretaña.
Lo mismo creían casi tres cuartas partes del pueblo estadounidense.
La opinión pública empezaba a cambiar lentamente.
Pero poco después de que Roosevelt: accediera a darle a Gran Bretaña 50 destructores obsoletos, Charles Lindbergh se convirtió en el principal portavoz de una nueva organización aislacionista dedicada a evitar que Estados Unidos se involucrara en la guerra: el Comité America First.
Charles: Francia ya fue derrotada y a pesar de la propaganda y la confusión de los últimos meses, ahora es obvio que Inglaterra está perdiendo la guerra.
Creo.... [algarabía] Y me vi obligado a llegar a la conclusión de que no podemos ganar esta guerra para Inglaterra, independientemente de la cantidad de ayuda que enviemos.
Por eso se ha formado el Comité America First.
Narrador: Fue fundado por varios estudiantes de la Escuela de Derecho de Yale y fue dirigido por un Comité Nacional que, en varias ocasiones, incluyó al general Robert E. Wood, presidente de la junta directiva de Sears Roebuck, al jefe del Olímpico de Estados Unidos, Avery Brundage, al magnate de los automóviles Henry Ford, al as de la Primera Guerra Mundial Eddie Rickenbacker, a Lillian Gish, la estrella de Birth of a Nation y a la hija de Theodore Roosevelt, Alice Roosevelt Longworth.
El Comité pronto tuvo unos 800.000 miembros en 450 capítulos por todo el país.
Fue la mayor organización antibélica en la historia de Estados Unidos.
A pesar de la oposición, Roosevelt fue reelegido para un tercer mandato y pronto propuso un proyecto de ley de Préstamo y Arriendo, que le permitiría suministrarle a Gran Bretaña las provisiones militares y navales que necesitaba tan desesperadamente.
Franklin: Le solicito a este Congreso autoridad y fondos suficientes para fabricar municiones adicionales y suministros bélicos de varios tipos para ser entregados a aquellas naciones que ahora están en una guerra real con las naciones agresoras.
Narrador: El proyecto de ley fue denominado HR-1776, con la esperanza de que los votantes vieran su aprobación como algo patriótico.
Los aislacionistas lo llamaron 'el proyecto de ley del dictador'.
Charles testificó en contra.
No estaba a favor de una victoria británica ni alemana, dijo y advirtió que la entrada de Estados Unidos en la guerra sería 'el mayor desastre en el que este país se haya visto involucrado'.
Roosevelt lo acusó de ser un 'apaciguador'.
Grupos aislacionistas y antisemitas abarrotaron los pasillos del Capitolio para oponerse al nuevo proyecto de ley, incluidas las mujeres vestidas de negro del autoproclamado 'Movimiento de las Madres', que maldecían a los legisladores e insistían en que los judíos estaban detrás de lo que, creían, representaba la prisa de Roosevelt por ir a la guerra.
Deborah: No es algo hipotético.
Inglaterra puede perder, Hitler se apoderará de todo el continente europeo.
Y America First no ve el peligro para el mundo en general.
Los tiranos harán todo lo que se les permita hacer.
Siempre tantean el terreno.
¿Puedo ir más allá, puedo presionar más?
Pero, America First y los aislacionistas, se niegan a reconocerlo.
Narrador: Finalmente, el proyecto de ley de préstamo y arriendo fue aprobado.
Hombre 8: Armas y municiones de todo tipo llegan a Gran Bretaña en convoys que llegan casi cada hora cargados de preciosos cargamentos traídos de los Estados Unidos.
Ya se asignaron los 7,000 millones de dólares originales de ayuda.
Ahora, el Congreso estudia la aprobación definitiva de otros 6.000 millones y Gran Bretaña estudia invadir el continente con armas fabricadas en Estados Unidos.
Sol: Cuando terminó la invasión alemana, nos alegramos de estar en Vichy, Francia, que no estaba bajo el control de los alemanes.
Todavía había una embajada americana ahí.
Mi padre pudo ir y tramitar nuestra visa para los Estados Unidos.
Narrador: Sol Messinger y sus padres, a quienes les prohibieron entrar a Cuba al llegar en el St. Louis.
habían logrado escapar de Bélgica tras la invasión de los alemanes.
Lograron llegar a un pequeño pueblo en Vichy, Francia, Savignac.
Pero, al cabo de unos meses, los detienen y los ponen en un campo de internamiento francés.
Sol: Mi padre se enteró de que había un grupo que ayudaba a la gente a escapar, entonces planeábamos escapar.
Mi madre y yo... era la víspera de Navidad y los soldados franceses estaban borrachos, entonces sencillamente pasamos por delante de los soldados franceses.
Habíamos decidido que volveríamos a Savignac.
Era el único lugar que conocíamos en Francia.
Entonces... nos subimos a un tren, por supuesto, no estaba permitido estar en un tren sin papeles.
Por suerte, nadie nos pidió los papeles... pero mi padre seguía en el campo.
El día de Año Nuevo estábamos afuera y a lo lejos vimos a cuatro hombres caminando hacia nosotros, uno de los cuales era mi padre.
Había escapado, así que nos reunimos de nuevo.
Tuvo una suerte increíble.
Locutor: ÁMSTERDAM.
Narrador: Otto Frank era, usualmente, un hombre precavido, mantenía un perfil bajo y se dedicaba a sus negocios en la Ámsterdam ocupada por los nazis.
Pero un día le hizo un comentario, inusualmente, incauto al esposo de una empleada gentil a la que no conocía bien.
Cuando el hombre expresó su confianza en que Alemania ganaría pronto la guerra, Frank no estuvo de acuerdo.
El hombre resultó ser simpatizante de los nazis y quiso denunciar a Frank escribiéndole a la Gestapo.
Un miembro del partido fascista holandés interceptó la carta y le exigió dinero para no hablar sobre ella.
Ahora, víctima de chantaje y con temor de que los alemanes vinieran por él y su familia en cualquier momento, Otto Frank intensificó sus esfuerzos para intentar llegar a Estados Unidos, a pesar de que su solicitud de visa había sido destruida en el bombardeo de Rotterdam.
Desesperado, Frank recurrió a un viejo amigo: Charley Straus.
Straus conocía a los Roosevelt, era el administrador de la Autoridad Federal de Vivienda, y su padre había sido copropietario de la tienda de departamentos Macy's.
Otto: "Abril 30 de 1941.
"Tal vez recuerde que tenemos dos niñas.
"El bienestar de nuestros niños es lo que más nos preocupa.
"Nuestro propio destino es menos importante.
"El cónsul pide un depósito bancario de unos 5.000 dólares "por nosotros cuatro.
"Usted es la única persona que conozco "a la que podría pedirle esto: "¿sería posible que usted diera "un depósito a mi favor?
"Nadie sabe si todavía hay posibilidad "de salir de Europa "para cuando llegue esta carta.
"Todavía estoy en deuda con usted "y siempre lo estaré.
Como siempre, su servidor, Otto".
Narrador: Straus y su esposa accedieron a dar el dinero, pero para entonces el Departamento de Estado había cambiado sus normas.
Se le había ordenado a los consulados que le negaran la visa a cualquier persona con parientes cercanos en Alemania o en cualquiera de los países que había anexado u ocupado, por temor a los agentes extranjeros.
Daniel: En 1941, se ven una serie de cambios en las normas que están diseñados para hacer aún más difícil la entrada de los refugiados.
No solo el papeleo es complicado, sino que el Departamento de Estado les está poniendo muchas más trabas.
Robert: "Si por mí fuera, "hoy construiría un muro alrededor "de los Estados Unidos que fuera tan alto "y tan seguro que ni un solo extranjero o refugiado "extranjero de ningún país sobre la faz de la Tierra pudiera escalarlo o cruzarlo".
Senador Robert Reynolds.
Narrador: El Senador Robert Reynolds, de Carolina del Norte, presidente del poderoso Comité de Asuntos Militares, acusó a los judíos de estar 'construyendo sistemáticamente un imperio judío en este país', y pidió que se pusieran aún más obstáculos a la inmigración.
También organizó un grupo llamado 'Los Defensores' para perseguir a los inmigrantes ilegales.
Mientras tanto, en respuesta a la decisión del presidente Roosevelt de congelar los activos alemanes e italianos en Estados Unidos, Alemania e Italia ordenaron el cierre de los consulados estadounidenses en sus países y además en todos los países que habían ocupado.
Ahora, para cualquier persona que estuviera esperando en esos países, no habría visas estadounidenses.
Marjorie: "Comité de Servicio de los Amigos Estadounidenses, "Roma.
"La inmigración a Estados Unidos se detuvo, "robándole así las esperanzas a muchas personas.
"No pudieron entender "que un día puede marcar la diferencia "y son incapaces de reconciliarse "con la arbitrariedad de unas leyes "que afectan todo su futuro tan desastrosamente.
"Otra cosa que nos desanima un poco "es la actitud general de los estadounidenses "hacia los problemas "por los que hemos estado trabajando.
"Francamente estoy cansada "de que personas con buenas intenciones "y opiniones propias me hablen de los judíos "y pregunten por qué no usamos "todo este espléndido impulso y energía para alguna actividad realmente estadounidense".
Marjorie McClelland.
Herman: "Esta no es la Segunda Guerra Mundial; "es la Gran Guerra Racial.
"El significado de esta guerra "y la razón por la que estamos luchando, "es para decidir si el alemán y el ario prevalecerán, o si el judío gobernará el mundo".
Herman Goering.
Narrador: El 22 de junio de 1941, sin avisarle a su supuesto aliado, Josef Stalin, Hitler envió tres enormes grupos del Ejército a la Unión Soviética, a lo largo de un frente de 1.600 kilómetros, con 3.550 tanques, 2.770 aviones y 600.000 caballos para transportar armas y suministros por las vastas distancias de Rusia.
El objetivo de Hitler era el de siempre: esclavizar o eliminar a los pueblos de Europa del Este y establecer un Reich continental que duraría mil años.
El Ejército Rojo se retiró.
Casi seis millones de soldados soviéticos caerían en manos alemanas durante los meses siguientes; más de la mitad de ellos murieron, la mayoría de ellos trabajaron hasta fallecer o fueron matados de hambre deliberadamente.
Timothy: Cuando Alemania invade la Unión Soviética, con la idea de destruirla, se hacen posibles las masacres.
Para Hitler, la Unión Soviética no es un Estado.
El estado de derecho no aplica.
Esta ni siquiera es una ocupación.
Solo son territorios salvajes habitados por pueblos indefinidos.
Cuando los alemanes llegaron, pudieron decir: Han tenido un terrible período de opresión soviética.
¿Saben quién tuvo la culpa y quién la dirigió?
Fueron los judíos.
Narrador: Los judíos eran un blanco especial en todas partes.
Peter: Están matando a los judíos de dos maneras: primero los matan de hambre en los guetos que se establecieron en la Polonia ocupada y luego deciden que cuando invadan la Unión Soviética, les dispararán.
Narrador: Se reclutaron especialistas para seguir el avance del Ejército y cazar y matar a los judíos y a los partisanos que se atrevían a librar una guerra de guerrillas contra los invasores, junto con otros grupos considerados hostiles, inferiores o leales al régimen soviético.
3,000 hombres de los Einsatzgruppen, grupos de operaciones, estaban a cargo en general, pero pronto recibieron el refuerzo de otros equipos de matanza: 20.000 hombres de las SS, 30.000 policías del orden alemanes y soldados del Ejército alemán.
Al principio, los Einsatzgruppen fomentaron los linchamientos grupales; en ocasiones miraban mientras letones, lituanos, polacos y ucranianos acorralaban y asesinaban a sus vecinos judíos.
En decenas de ciudades y pueblos, los gentiles, que actuaban de forma independiente, también mataron a miles de judíos.
Poco después, los alemanes se encargaron de cometer la mayor parte de las matanzas.
Al principio solo le disparaban a los hombres judíos, pero luego empezaron a matar a mujeres y niños que, según les decían sus oficiales, eran los ojos y oídos de los partisanos.
Peter: Básicamente los acorralan a medida que avanzan las fuerzas alemanas, les disparan en zanjas, los liquidan en los bosques, los eliminan del mapa.
Narrador: Abalearon a 24.000 judíos en Kamenets-Podolski, a 28.000 en Vinnytsia y a casi 34.000 en Babi Yar, en las afueras de Kiev.
Todo debía hacerse en secreto, pero muchos soldados alemanes llevaban cámaras para poder enviar instantáneas y videos para mostrar a sus familias lo que hacían sus esposos, hijos y padres mientras avanzaban hacia el Este.
"Aquí, en lo que era Latvia, las cosas están muy judaizadas", le escribió un soldado a su familia, "y, en este caso, no se les trata bien".
Timothy: Cada fotografía que tenemos tiene que representar a muchas, muchas, muchas otras fosas de fusilamiento que no quedaron registradas.
Estas imágenes se toman con el fin de aumentar nuestros sentimientos de horror.
No es solo que ese evento haya ocurrido y haya sido registrado, sino que... sino que esto es una foto-trofeo.
Y son horribles incluso por otra razón: esto es normal, no es algo excepcional.
Locutor: LIBAU, LETONIA.
Narrador: Un comandante de los Einsatzgruppen recordó la rutina: Había pelotones de fusilamiento de 15 hombres, una bala por judío.
Un pelotón de fusilamiento de 15 personas ejecutaba a 15 judíos a la vez.
Creía que él y sus hombres habían matado entre 60 y 70.000.
Habían perdido la cuenta.
Daniel: Dos millones de judíos de Europa del Este fueron asesinados a tiros tan solo en lo que ahora llaman la Shoah.
Nunca olvidaré que un sobreviviente que entrevisté dijo: "¿Sabes?
"Mientras nos pasaba eso, no podíamos creerlo.
Entonces, ¿cómo iba a creerlo alguien más?"
Si ellos mismos, a quienes les estaba pasando, apenas podían creer el salvajismo y el sadismo y la depravación de lo que estaba sucediendo, ¿cómo podrían imaginarlo sus familiares en Estados Unidos?
Narrador: Los Einsatzgruppen finalmente llegaron a Bolechow, en el este de Polonia.
Allí vivían unos 3,000 judíos, entre ellos Shmiel Jaeger, su esposa y sus cuatro hijas.
Daniel: Estas personas ahora son estadísticas, sobre todo, ahora, cuando sus historias individuales se esfuman, pero no eran estadísticas para ellas mismas.
Cada una de ellas murió de una manera diferente.
A la tercera hija, Ruchele, la asesinaron sola.
El primer ataque en el pueblo ocurrió en el otoño de 1941.
Unas mil personas fueron acorraladas; esa fue la primera acción y ella estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Había salido, caminaba por la ciudad y hubo una redada.
Estas personas fueron retenidas en un centro comunitario católico local, donde fueron violadas y torturadas durante 24 horas.
Y luego las llevaron a un sitio en las afueras del pueblo, donde había una vieja mina de sal y las fusilaron a todas.
David: "Vilna, Lituania, 2 de marzo de 1941.
"Elsa, hoy te envío una postal.
"Quiero asegurarme de que recibas "un último envío postal de mi parte.
"Si algo pasa, "quisiera que haya alguien que recuerde que alguna vez "vivió alguien llamado David Berger.
"Esto me facilitará las cosas en los momentos difíciles.
Adiós".
Locutor: BLETCHLEY PARK, INGLATERRA Narrador: Durante muchos meses, la inteligencia británica había estado decodificando comunicaciones alemanas confidenciales en el frente.
En agosto, los mensajes estaban llenos de números misteriosos y poco a poco se dieron cuenta de que eran pruebas del asesinato sistemático de todos los judíos que vivían en cada ciudad y pueblo que los nazis habían invadido en el frente oriental.
Peter: Durante el verano de 1941, cuando los alemanes invadían la Unión Soviética y liquidaban a los judíos a su paso, Winston Churchill logró interceptar los informes que las unidades de fusilamiento enviaban a Berlín.
Ayer fusilamos a equis número de personas.
Luego, los informes se desglosaron a medida que pasaba el tiempo entre hombres, mujeres, niños, judíos, comunistas, etcétera.
Narrador: La información siguió llegando: 367 fusilados un día... 468 dos días después... 1.625 al otro día... 3.000 cinco días después; seis días después, más de 5.000.
Tantos muertos fueron registrados con tanta regularidad, que el servicio de inteligencia concluyó que, el hecho de que la Policía alemana está matando a todos los judíos que caen en sus manos, ya debería ser algo conocido ampliamente.
Por lo tanto, se decide no seguir informando especialmente sobre estas matanzas, a menos que se solicite.
Las cifras ya no se incluirían en los informes de inteligencia para el Primer Ministro.
Peter: El problema era que si le anunciaba al mundo que tenía estos informes, los alemanes sabrían que estaban siendo interceptados.
No podía hacer nada acerca de los tiroteos y no podía hacer nada para alertar al resto del mundo sobre su magnitud.
Rebecca: Yo diría que la Alemania nazi cree que está luchando en dos guerras.
Lucha una guerra militar y una guerra genocida.
La guerra militar, obviamente, comienza cuando la Alemania nazi invade Polonia.
La guerra genocida comienza dos años después, cuando los nazis abandonan la idea de que los judíos emigren y deciden, en cambio, acorralarlos y asesinarlos en masa.
Narrador: Los nazis habían asumido que Gran Bretaña resistiría por mucho tiempo y antes, en el verano de 1940, Adolf Eichmann, el oficial de las SS a cargo de la emigración forzada de judíos, había recibido la orden de elaborar planes para utilizar los barcos británicos capturados para transportar a todos los judíos de Europa a Madagascar, una isla francesa en el Océano Índico, donde morirían por insolación e inanición.
Pero Gran Bretaña no se había rendido.
Entonces, si se quería eliminar a los judíos de Europa, el comandante de las SS, Heinrich Himmler, llegó a la conclusión de que debían ser eliminados en el continente europeo.
El 31 de julio de 1941, Herman Goering le pediría al segundo al mando de las SS, Reinhard Heydrich, que presentara, lo que él llamaba, 'una solución global a la cuestión judía en el ámbito alemán'.
El plan de Heydrich tenía que ser 'silencioso', decían los planificadores de las SS y por lo tanto fácil de mantener en secreto y tenía que ser 'humano', insistían, no para facilitar la muerte de las víctimas, sino para no herir los sentimientos de quienes las asesinaban.
Locutor: MIÉRCOLES 28 DE MAYO DE 1941 Susan: "Creo que hoy me levanté con el pie izquierdo.
"Hoy teníamos que escribir una composición "y yo escribí un poema "sobre un viaje a Estados Unidos.
"Era muy bueno.
"El título del poema es: Cuando Pienso en mi Partida.
"Todo se reune en mi mente.
"Solo permanece una cosa en primer plano.
Oh, si pudiera llegar a Estados Unidos...".
Narrador: Después de que los alemanes ocuparon el norte de Francia, Susan Hilsenrath y su hermano Joseph, habían logrado abrirse paso desde Versalles hasta Vichy, hasta el Chateau des Morelles, un hogar grupal para niños judíos que habían sido separados de sus padres, financiado por el Comité Judío Americano de Distribución Conjunta.
Susan: Ellos querían enviarnos a la escuela pública en Francia, pero la gente del pueblo no permitía que los niños del Chateau Morelles interactuaran con sus hijos.
Nosotros seguimos escribiéndoles a nuestros padres todo el tiempo.
Narrador: Su padre había logrado llegar con su esposa y su hijo menor a los Estados Unidos y ahora estaba intentando desesperadamente que Susan y Joseph también se reunieran con ellos.
Joseph: Presionó bastante al Departamento de Estado; les escribió cartas, les rogó.
Solo puedo estar agradecido.
Sin él nunca... lo habríamos logrado.
Susan: Un día la directora del hogar de niños me llamó a su oficina y yo estaba muy asustada porque solo cuando estabas en problemas ibas a la oficina de la directora.
Ella estaba sentada detrás de su escritorio y me dijo: !¡Suzi!, te vas a los Estados Unidos.
Nuestros padres nos habían encontrado.
Narrador: El boleto de Susan y Joseph había sido planeado y pagado por la Sociedad Hebrea de Ayuda al Inmigrante, con sede en Nueva York.
Susan: Mi hermano y yo fuimos a Marsella en tren y allí nos reunimos con unos 50 niños que iban a viajar en el Serpa Pinto, desde Lisboa, para ir a Estados Unidos.
Pusieron a todos los 50 niños en el fondo, en la cubierta más baja del barco y en la parte delantera del barco.
Estábamos todos en una habitación.
Estábamos en camarotes de dos y tres pisos.
Y nos dijeron que no podíamos mezclarnos con la multitud.
♪ [música] ♪ Finalmente, era el momento de llegar a los Estados Unidos y nos dijeron a todos los niños que al día siguiente, a las 6 de la mañana, íbamos a pasar por la Estatua de la Libertad.
Por supuesto, habíamos aprendido sobre la Estatua de la Libertad.
Nos dijeron que estuviéramos en la cubierta para verla.
Exactamente a las 6 en punto, la niebla se levantó así como el telón en una ópera, un concierto o una obra de teatro.
Se levantó así y justo ahí, mientras se levantaba, vimos la Estatua de la Libertad.
Joseph: La niebla se levantó... y ahí estaba.
Después de... Ahora es aún peor, después de todos estos años, saborear la libertad... Fue sencillamente extraordinario.
Y su efecto, al parecer, nunca se ha ido.
Me di cuenta de que ya no debía temer a ser asesinado, algo que era... parte de tu ser y que podría vivir... y envejecer.
Y tener vida.
Hombre 9: Un grupo de inocentes, procedentes de la asediada de la asediada Europa, llega a Nueva York a bordo del barco Serpa Pinto.
Estos pequeños refugiados son originarios de Alemania, Polonia, Checoslovaquia y España, pero la guerra los convirtió en nómadas.
Susan: Tuvimos que ir a la isla de Ellis y allí aprendimos todo lo que necesitábamos saber sobre Estados Unidos.
Aprendimos sobre la comida y sobre que había un pan blanco que podíamos aplastar y hacer una pequeña bola con él.
Podías morderlo y estaba muy rico.
Y entonces nos dijeron que se llamaba Wonder Bread y estábamos felices de comerlo.
Lo siguiente que aprendimos es que en Estados Unidos los niños tenían caramelos y podían comerlos todo el día.
Podías tenerlos en la boca todo el día.
Después, por supuesto, descubrimos que era la goma de mascar.
Era muy emocionante porque sabíamos que habíamos llegado al lugar donde íbamos a reunirnos con nuestros padres.
Narrador: El padre de Susan y Joseph había estado en el muelle del bajo Manhattan para darles la bienvenida, pero su madre no estaba con él.
No la vieron hasta que llegaron al nuevo hogar de la familia, en Washington, D.C. Joseph: Cuando llegamos, yo esperaba una respuesta emotiva, pero ella estaba acostada y apenas sonrió.
Mi padre me explicó que estaba enferma mentalmente.
Susan: Yo no hablaba de eso.
No podía entender... que no había nada entre nosotras.
Yo pensaba: !¡oye, soy tu hija, regresé!
Y ella no entendía.
Después terminaron llevándola a un hospital.
Joseph No sabemos qué le pasó.
Mientras mi padre estaba en los Estados Unidos, ella estaba en Alemania con mi hermano menor.
Estuvieron solos entre cuatro y seis meses.
Cuando me fui, era completamente normal.
Y realmente no sé qué le pasó.
Yo preguntaba con frecuencia si... la habían golpeado o si estaba traumatizada, pero nunca recibí respuesta.
No de ella, claro, y mi padre no quería hablar de eso.
Y ella nunca se recuperó.
Franklin: Estados Unidos fue atacado.
El navío estadounidense Kearny no es solo un buque naval.
Le pertenece a todos los hombres, mujeres y niños de esta nación.
Narrador: El 11 de septiembre de 1941, después de que un submarino alemán atacara al destructor estadounidense Kearny, el presidente Roosevelt le ordenó a la Marina atacar tan pronto viera cualquier buque alemán o italiano que operara en aguas defensivas estadounidenses, que había ampliado hasta la mitad del Atlántico.
La participación de Estados Unidos en la guerra ahora parecía estar muy cerca.
Franklin: "Cuando ves a una serpiente de cascabel "preparada para atacar, "no esperas a que haya atacado para aplastarla.
"Estos submarinos y asaltantes nazis son las serpientes de cascabel del Atlántico".
Narrador: Esa misma noche, Charles Lindbergh dio un discurso en una reunión de America First en Des Moines, Iowa.
En un tono inesperadamente fuerte, acusó a tres grupos de llevar al país hacia la guerra: a los británicos, a la administración Roosevelt y a los judíos.
"En lugar de llevarnos a la guerra, "los grupos judíos de este país "deberían oponerse a ella de todas las formas posibles, advirtió, "porque serán de los primeros en sufrir sus consecuencias.
"La tolerancia es una virtud "que depende de la paz y la fuerza.
"La historia demuestra que no puede sobrevivir tras la guerra y la devastación".
Y fue aún más lejos: "La gran propiedad e influencia judía en nuestro cine, nuestra prensa, nuestra radio y nuestro gobierno", acusó, constituyen un gran peligro para nuestro país".
Esta vez, la prensa reaccionó con fuerza.
La revista Liberty llamó a Lindbergh 'el hombre más peligroso de Estados Unidos'.
El New York Herald Tribune lo acusó de antisemitismo y de 'convocar las fuerzas oscuras del prejuicio y la intolerancia'.
El republicano Wendell Willkie calificó su discurso como 'el más antiamericano pronunciado en mi época por una persona de reputación nacional'.
La voz es la de Lindbergh, dijo el San Francisco Chronicle, pero las palabras fueron las de Hitler y Goebbels.
Daniel: La reacción de la prensa al discurso de Lindbergh es rotundamente negativa.
La gente empieza a preguntarse: ¿Lindbergh es nazi?
El Des Moines Register publica en primera plana una caricatura de Lindbergh en un podio y Hitler abajo aplaudiéndolo.
Pero también me pregunto, ¿se podría decir que Lindbergh está diciendo en voz alta lo que muchos estadounidenses piensan en privado?
Yo creo que sí.
Narrador: Lindbergh no se arrepintió, pero America First nunca se recuperó del daño que su discurso había causado.
Fritz Kuhn, el autodenominado Führer del German American Bund, ya estaba en Sing Sing por fraude fiscal y malversación de fondos y acabaría siendo deportado como agente de una potencia extranjera.
Y la Asociación Nacional de Radiodifusores ya había vetado al padre Coughlin, el sacerdote antisemita, de la radio.
Pero, las pandillas antisemitas, principalmente católicas, asociadas a su frente cristiano seguían aterrorizando los barrios judíos de Nueva York y Boston, profanando sinagogas, destrozando fachadas de tiendas judías y golpeando a niños judíos, mientras los policías irlandeses-estadounidenses se hacían de la vista gorda.
Mientras tanto, los periódicos estadounidenses habían informado que los judíos estaban siendo deportados a guetos en Polonia y a campos de trabajo en la Unión Soviética, ocupada por los alemanes.
Pero, sus lectores no tenían forma de saber que los nazis ya habían empezado a asesinar a los judíos en masa, que estaban decididos a eliminar a todos los judíos de Europa y que habían encontrado un método nuevo y más eficaz para hacerlo: el gas.
Por orden directa de Hitler, los médicos nazis en seis lugares distintos habían estado utilizando monóxido de carbono producido comercialmente como uno de los métodos para matar a decenas de miles de hombres, mujeres y niños, enfermos mentales, personas discapacitadas y bebés con defectos de nacimiento.
Los nazis los llamaban 'comedores inútiles'.
Era la eugenesia llevada a su extremo más grotesco.
La demanda de monóxido de carbono comercial creció tanto que amenazaba con superar la producción.
Entonces, los alemanes se dieron cuenta de que los gases de escape producidos por una camioneta y almacenados en un compartimento hermético en la parte trasera, podían matar a varios grupos de personas a la vez.
Los Einsatzgruppen encargaron unas 30 para utilizarlas en la Unión Soviética, bajo ocupación alemana.
En octubre, el jefe de las SS, Heinrich Himmler, ordenó a sus hombres y a la Gestapo que oficialmente le pusieran fin a toda inmigración de judíos desde Alemania o desde cualquiera de los territorios conquistados.
A partir de entonces, la Europa bajo ocupación se convertiría en una inmensa prisión para los judíos de la que no habría más escapatoria que la muerte.
Todo lo que quedaba era establecer un sistema coordinado a nivel continental para alimentar la máquina de matar nazi con judíos.
A finales de noviembre, el oficial de alto rango de las SS, Reinhard Heydrich, invitó a los representantes de todos los ministerios nazis que estarían involucrados a una reunión secreta que se celebraría el 9 de diciembre.
Esa reunión tendría que ser pospuesta.
Hitler estaba en su oficina la noche del domingo 7 de diciembre, cuando un ayudante le llevó la noticia de que Japón había atacado Pearl Harbor.
El Führer dijo estar sorprendido, pero encantado.
Ahora no podía perder la guerra, dijo, porque en Japón "tenemos un aliado que nunca ha sido conquistado en 3,000 años".
Y como creía que Estados Unidos ahora se vería obligado a centrar su atención en el Pacífico, este país ya no podría ayudar a Gran Bretaña ni a la Unión Soviética.
En cualquier caso, creía que Estados Unidos se había convertido en un "país decadente medio... judaizado", dijo, "y la otra mitad, negrificado, donde todo se construye sobre el dólar".
El 11 de diciembre, Alemania e Italia, aliados de Japón, le declararon la guerra a Estados Unidos.
La oposición del Congreso a luchar contra el fascismo desapareció de la noche a la mañana.
Estados Unidos ahora estaba en guerra en todo el mundo.
La noche siguiente, Hitler reunió a los administradores de todos los distritos de su Reich en expansión.
La matanza de judíos, les informó, ya estaba en marcha y ahora debía llevarse a cabo en todas partes sin sentimentalismos.
Se esperaba que todos participaran.
Narrador: El 20 de enero de 1942, en una casa a orillas del lago en Wannsee, el suburbio alemán en el que los Lindbergh alguna vez habían considerado vivir, Reinhard Heydrich finalmente tuvo en secreto la reunión pospuesta con los burócratas nazis que serían responsables del exterminio de los judíos.
Heydrich comenzó revelando la magnitud del trabajo que le había sido asignado.
Afirmó que había 11 millones de judíos viviendo en Europa, cifra a la que había llegado, en parte, al incluir a los que estaban fuera del alcance alemán en España, Inglaterra e Irlanda, Suiza, Portugal y Suecia.
Por el momento, los alemanes acelerarían la deportación de los judíos a los guetos y campos de concentración en la Polonia ocupada por los nazis y luego se les pondría a hacer trabajos forzados donde se les necesitara.
Confiaba en que la mayoría moriría de lo que él llamaba 'causas naturales': hambre, insolación, agotamiento, pero los que sobrevivieran, así como los declarados no aptos para trabajar desde el inicio, debían ser asesinados, un destino que Heydrich denominaba 'tratamiento especial'.
Los judíos debían morir por ser quienes eran.
Los nazis también matarían a millones de personas no judías: prisioneros de guerra soviéticos, bielorrusos, ucranianos, polacos, rusos, romaníes y sintis.
También encerraron a los homosexuales y a los Testigos de Jehová, porque su fe les prohibía servir en cualquier Ejército o saludar a cualquier bandera, incluida la de Hitler.
Peter: Un aspecto sobre el Holocausto que la gente tiende a olvidar es que la parte más álgida ocurrió en un período de tiempo salvaje, pero corto.
Tres cuartas partes de las víctimas murieron en solo 20 meses.
Narrador: Los nazis crearon cuatro centros de exterminio, dedicados exclusivamente al asesinato, todos escondidos en el corazón de lo que alguna vez había sido Polonia: Chelmno, donde los registros nazis dan cuenta del asesinato de al menos 145.000 personas solamente durante sus primeros doce meses; Belzec, donde en promedio 2.000 judíos murieron cada día durante diez meses: 600.000 seres humanos; Sobibor, en donde entre 167.000 y 200.000 personas fueron asesinadas; y Treblinka, en donde murieron 925.000, 280.000 de ellos en un solo mes, en el verano de 1942.
Todas las matanzas en Chelmno fueron con el humo de furgonetas.
Los otros tres dependían de cámaras permanentes de gas y el monóxido de carbono era suministrado por los motores de tanques soviéticos capturados.
Las víctimas judías de estos centros de exterminio eran mayoritariamente polacas, pero procedían de todos los lugares en donde los nazis los hubieran podido capturar.
Los centros de exterminio eran supervisados por las SS, pero eran vigilados, en su mayoría, por tropas de apoyo de Europa del Este, normalmente reclutaban prisioneros de guerra soviéticos para servirle al Reich.
Algunos judíos eran obligados a llevar a las víctimas a ser asesinadas y a deshacerse de sus cuerpos a cambio de que se les permitiera vivir un poco más.
Solo estos cuatro centros serían responsables de la muerte de más de un millón y medio de seres humanos.
Seis días después de la reunión de Wannsee, Himmler ordenó que dos campos de prisioneros de guerra en la Polonia ocupada, Majdanek y Auschwitz, fueran transformados en centros de exterminio adicionales donde otro millón cuatrocientos mil hombres, mujeres y niños inocentes serían asesinados.
Guy: La Marina tenía una pancarta: "Si tienes conocimientos de idiomas "y conocimientos sobre los tres enemigos "y su psicología, ven a nuestros cuarteles de reclutamiento".
Narrador: Pero poco después de Pearl Harbor, junto con miles de jóvenes, Guy Stern se enlistó como voluntario en las Fuerzas Armadas.
Guy: Fui recibido por un alférez de la Marina.
Me preguntó por mis habilidades.
Le dije que yo... era muy bueno en escritura y conversación en alemán y, demás, y que entendía a los alemanes.
Y él me dijo: Sí, eso es bueno, pero tienes un acento.
Y, entonces, contesté: bueno, sí.
Él dijo: ¿Naciste en Estados Unidos?
Le dije: no.
Y dijo: no te puedo usar.
Narrador: Unos meses más tarde, Stern fue reclutado por el Ejército y fue asignado al área de inteligencia.
Sus padres, su hermano menor y su hermana, seguían atrapados en Hildesheim, Alemania y, ocasionalmente, lograban enviarle cartas a los tíos de Guy.
Julius: "Mis queridos Benno y Ethe, "cada vez estamos más desesperanzados, "porque si no pueden ayudarnos, "no hay nada que se pueda hacer.
"No hay duda de que Günther "se esfuerza mucho por ayudarnos.
"Por favor, apóyenlo de palabra y de obra.
"Ayúdenlo a sobrellevar las decepciones "y a aligerar sus cargas.
"Mediante una carta "nos dijeron que Günther se ha vuelto fuerte.
"Cómo quisiera volver a verlo.
"Escríbannos a menudo.
Cordialmente, Julius".
Guy: Estudié las cartas en busca de señales.
Buscaba si había alguna sustitución.
Hay una palabra hebrea-yídis, enmishova , que significa estoy mintiendo o estoy diciendo lo contrario.
Entonces aprendí que cuando la sustituían, había una mala noticia, entonces cuando decían, 'estamos cómodos', realmente significaba que las circunstancias eran terribles.
Hasta que recibí una carta que hablaba de deportación.
La ansiedad me estaba carcomiendo.
Narrador: En marzo de 1942, todos los judíos que vivían en Hildesheim recibieron la orden de reunirse en la plaza de la ciudad.
Los camarógrafos del gobierno estaban presentes para grabar la forma supuestamente humana en que ellos, incluida la familia de Guy Stern, serían deportados al Este.
Más tarde, los padres de Stern lograron enviarle una carta, desde el interior del gueto de Varsovia.
Guy: Tenía un tono de última carta y fue devastadora... Había desesperación en cada palabra.
Me parece increíble que estando en el gueto, en Varsovia, mi padre tuviera ese optimismo permanente, esa pizca de esperanza.
Entonces, yo estaba luchando en mi propia guerra, así como en la guerra estadounidense.
Si existía una pizca de esperanza, estaba tratando de mantenerla viva en mí para afrontar esas atrocidades, esos horrores, de la mejor forma posible.
♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪ Narrador: En el próximo "Estados Unidos y el Holocausto".
Se conoce la estremecedora verdad.
Deborah: Los estadounidenses comenzaron a ver la imagen completa.
Narrador: La esperanza de un rescate.
Rebecca: Ellos eran unos estadounidenses que estaban tratando de hacer el bien.
Narrador: Y las secuelas del genocidio.
Joseph: Esta no es una lucha entre naciones, sino la lucha de la humanidad por el derecho a existir.
Narrador: No se pierda el final de Estados Unidos y el Holocausto, en el próximo episodio.
Narradora: Vea la serie completa, acceda al detrás de cámaras y entérese de cómo presentar "Estados Unidos y el Holocausto" en el salón de clases.
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También puede adquirir un CD con la música original de la serie.
"Estados Unidos y el Holocausto", también está disponible en PBS Passport y en Amazon Prime Video.
♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪
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